"Rosa Valdeón se lavó las manos como Pilates", como alcaldesa de Zamora, con la complicidad de la Junta de Castilla y León, al permitir el derribo de la capilla del Hospital Provincial, reprocharon los vecinos concentrados ayer ante las ruinas del templo sobre cuyo solar se levantarán "ocho plazas de garaje", destaca el comunicado leído anoche. Un derribo que representa "un intento de acallar las voces de los ciudadanos, una muestra de ostentación de poder", "de que la voz del pueblo al PP le importa muy poco", frente a lo que denomina "la disciplina de partido" que ha impedido evitar la demolición. Una actitud que se tilda de "sumisión, intereses personales y cobardía" de los integrantes del PP. Algunos, "en petit comité", abogaban por el mantenimiento del inmueble no catalogado pero "no dan la cara para defender aquello en lo que creen, de poco van a servir cuando gobiernen porque no irán en contra de su partido", se apostilla.

Asimismo, se arremete contra el presidente Juan Vicente Herrera, que "nos deja legados como este derribo o el agujero del Palacio de Congresos, este es el valor que da a nuestra ciudad".

Tampoco se libran los concejales del Ayuntamiento de Zamora, que "no fueron capaces de alegar", ni cumplieron con su "obligación de revisar cada proyecto que entra en el Ayuntamiento, que cobran por ello", especialmente cuando "existen informes en contra". Y, por supuesto, "son ellos quienes nos deberían haber avisado" a los vecinos "a tiempo para poder haber presentado alegaciones", concluyen.

Más de 2.500 firmas

Lamentan la pérdida de "parte de nuestra historia, de un edificio ejemplo de la arquitectura de los años 60", cuya conservación movilizó a la ciudad y que "se ha convertido en símbolo de unidad del pueblo, nexo que resurgirá cada vez que los zamoranos tengan que oponerse a un poder sordo que hace caso omiso de la voluntad popular".

Por su parte, el ciudadano que impulsó la plataforma de recogida de firmas en Internet, Guillermo Alonso Muriel, manifestó que "estamos derrotados, decepcionados con la clase política porque la ciudadanía quería conservar la capilla" para darle uso cívico y cultural "y estábamos a tiempo todavía". Los gobernantes "han prescindido de lo que quería la ciudadanía y han tirado el edificio", subraya. Su iniciativa y la de otros vecinos fue respaldada por artistas, arquitectos, arqueólogos, "personas relevantes del mundo artístico y cultural", que no consiguieron con su firma y respaldo mantenerlo en pie.