"Se dice, se rumorea, pero nadie puso una denuncia por escrito por caza furtiva", sobre las batidas ilegales que se decía "en la zona" que protagonizaban los ganaderos de Asturianos procesados, ni tampoco sobre la venta ilegal de carne de caza, se defendieron ayer los guardias civiles imputados por omisión del deber de perseguir los delitos. Una acusación que les puede costar la expulsión del Cuerpo si resultan condenados por el Juzgado de lo Penal, como exige la Fiscalía, a un año de suspensión de empleo y sueldo. Negaron "amistad" o "trato de favor" hacia los ganaderos, que, como denunciaron los cotos, les advirtieran de qué agentes vigilaban la zona, para que pudieran cazar clandestinamente. Los cuadrantes de "los servicios" estaban colgados "en el cuadro de puertas" del cuartel, "eran públicos y conocidos".

Con tales argumentos, sobre los que incidieron sus abogados, quisieron rebatir el contenido de las grabaciones hechas por la Guardia Civil durante su instrucción, que delatarían esa complicidad, como la afirmación del joven ganadero, cuyas iniciales son F.J.O.H., procesado junto a su padre y su tío, al afirmar que "si está M. no pasa nada". Este imputado, al igual que su padre y su tío, negó "trato de favor de A. o M.", dos de los guardias imputados, de iniciales A.G.V. y M.M.L., a los que mencionan los ganaderos en las grabaciones. "Lo dije por decir", se defendió el joven en el juicio de ayer. Y afirmó que ambos agentes "desconocían que tuviera la escopeta" para la que carecía de licencia, y que el fiscal asegura que usaba para batir piezas de forma clandestina, a veces acompañado de amigos. Ni siquiera su padre y su tío lo sabían.

Quien confirmó la actividad de caza clandestina del joven ganadero y su padre fue el menor de edad ya condenado, quien dijo acudir a cazar con su amigo, que a veces abatía piezas con su padre. "Me dijo que mataban piezas y las llevaban al matadero y luego las vendían" y "que se llevaban muy bien" con dos de los guardias imputados. El joven conoce la nave donde dejaban la escopeta y "a veces iba allí y la dejaba".

Junto a los otros guardias, un tercer compañero, J.A.G.T., está también acusado por la Fiscalía y los cotos de obviar la caza ilegal. Por su parte, M.M.L. hizo referencia a un episodio que explicaría las acusaciones que ayer le sentaron en el banquillo: una denuncia a un amigo de uno de los responsables del coto de Asturianos por portar un trofeo ilegal. Relató cómo "me presionó para que le quitara la denuncia" y al no conseguirlo le advirtió: "Tú ya sabrás lo que se puedes o no hacer".

La relación de los tres ganaderos era más estrecha con el agente A.G.V., admitieron ayer ambas partes: "he estado en la casa y en la nave", el antiguo matadero, y "les ayudé a matar cerdos en 2010". Esa es el motivo de que los supuestos furtivos le regalaran "patatas o carne". Con lo que no contaban era con que el fiscal jefe, Rafael de Vega Irañeta, desempolvara la grabación en la que el propio guardia, el mismo día en que se registró el matadero clausurado y las naves ganaderas, hablaba con el joven, quien le comentó "están aquí, han visto la caza, andan haciendo fotos, la escopeta he tenido que decir que la tengo", ya que fue hallada en la nave. El guardia alegó ayer que "le llamé para ver que había pasado".

El tercer agente imputado, J.A.G.T., siguió la misma línea de defensa que sus compañeros, acusado de verse protegido por sus colegas para pescar con técnicas prohibidas. Negó tener relación alguna con los ganaderos o que les amparara cuando iban a cazar, a pesar de que existe una conversación en la que dice "estoy yo, no hay problema". El agente acabó por indicar que "nosotros no inspeccionamos, lo hace el Seprona". Al igual que los ganaderos y los otros guardias, se negó a responder a los abogados de la acusación.

Quien fuera jefe de Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Francisco López Méndez, testificó ante la magistrada del Juzgado de lo Penal para aclarar, a preguntas de la defensa de uno de los guardias, que se pueden cazar corzos y ciervos en los cotos mencionados desde el año 2012 en época hábil", al igual que "con autorización" en horario nocturno.

El mando de la Guardia Civil que dirigió la instrucción confirmó que "se hicieron seguimientos" a los imputados, no sin hacer hincapié en las dificultades que se derivan de que el escenario fuera una población pequeña en la que es complicado pasar desapercibido. "En las conversaciones telefónicas, varias y entre varias personas, se habló de caza de jabalíes, ciervos, corzos; venta de trofeos y de carnes", lo que dio lugar a la intervención policial.