El grupo de los miguelianos -cuyo líder acaba de ingresar en prisión acusado de asociación ilícita y abusos sexuales- procede de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, una "asociación de fieles como las cofradías de Semana Santa". El primero es una secta; el segundo, no. Esta es una de las claves en la que incide el sacerdote zamorano Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), para entender el polémico grupo religioso. Los presuntos abusos sexuales denunciados por familiares de miembros del colectivo "no son el fin del líder, sino un medio de manipulación", aclara Santamaría.

¿Por qué San Miguel Arcángel no es una secta? "No podemos decir que lo sea porque se trata de una asociación reconocida por la Iglesia de la que se ha expulsado a su fundador, Miguel Rosendo". Santamaría precisa que la orden recibió la bendición del Obispado de Tui-Vigo en 2009 en tanto que "asociación de fieles".

Las cosas comienzan a cambiar cuando el Episcopado vigués recibe una serie de denuncias sobre la conducta de Miguel Rosendo en la orden. La autoridad eclesiástica encarga un informe para esclarecer las acusaciones sobre el colectivo que llega en 2014. Es entonces cuando el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, expulsa al fundador y nombra a un comisario para que administre la orden. "Cuando reúnen a los miembros y les comunican la decisión del obispo, la mayor parte de estas personas -la orden llega a contar con 400 adeptos- se van y solo quedan 31", explica el sacerdote zamorano.

Los miguelianos -apodados así por el nombre de su líder- hacen "una doble mudanza", explica Santamaría. Trasladan su sede de Galicia a Madrid y adquieren una nueva identidad: "La voz del Serviam". "Aquí ya hablamos de una secta dado que se trata de un grupo totalmente autónomo, independiente", precisa el religioso. Aquí reside la clave: "No hay una autoridad externa que controle el grupo y erradique lo negativo", precisa.

Sin duda, el aspecto que más ha llamado la atención en la opinión pública esta semana radica en las denuncias de familiares de miembros de la orden sobre supuestos abusos sexuales. Dichas prácticas habrían sido cometidas por el líder, Miguel Rosendo, sobre los miembros más cercanos de la orden, apodados "bastones". Luis Santamaría aclara que, habitualmente, en una secta este tipo de comportamientos "no son el fin" del fundador del grupo, sino "el medio para manipular a las personas que están dentro".

El miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas expone que existen dos tipos de abusos sexuales en estos colectivos. La práctica de relaciones con los miembros del grupo o la actitud del líder de "determinar la vida sexual de los miembros diciéndoles cuándo y dónde pueden practicar sexo". En este caso, apunta Santamaría, "se dan los dos tipos".

¿Cuáles eran realmente los fines del fundador de la orden? "Aumentar su propio delirio al creerse un enviado de la Divinidad", apunta el experto. No en vano, Rosendo decía ser la "reencarnación de San Miguel Arcángel", según ha trascendido. En este sentido, el sacerdote lanza un mensaje de prudencia a las personas que se sientan atraídas por este tipo de colectivos, dado que "antes de formar el grupo, el líder decía ser sanador, tenía un herbolario y practicaba rituales esotéricos".

Las denuncias de los familiares han dado visibilidad a las prácticas que se venían produciendo en la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel. Padres que han denunciado supuestos abusos sexuales han expresado de manera pública su incapacidad para convencer a sus hijos -mayores de edad y, por tanto, libres- de la realidad de los hechos. "Es un fenómeno similar al que se da en el maltrato doméstico. Quienes lo padecen son capaces de consentir y de justificar estas prácticas".

De cualquier modo, Santamaría subraya la capacidad de actuación de la Iglesia, que "tiene herramientas para erradicar estas situaciones". Con los miguelianos en Madrid, una treintena de personas (denominados "exploradores") continúan en la orden amparada por el Obispado en Pontevedra para cumplir sus fines: ayudar a enfermos y personas mayores.