"Mi hijo es lo principal en mi vida, en ningún momento le he abandonado. Me siento impotente porque he perdido todo". Quien habla es una joven madre de un niño de 23 meses que lucha por recuperar la custodia del menor, concedida al padre porque "yo trabajo fuera de la provincia", a varios cientos de kilómetros.

"Estoy perdiendo mucho tiempo de estar con el niño", lamenta mientras se ve obligada a soportar "comentarios del tipo "como te has ido, atente a las consecuencias y, si tanto quieres a tu hijo, vente", injustificados", cuando la situación no fue buscada, sino sobrevinida por el paro que existe en Zamora. La joven (que prefiere mantenerse en el anonimato) tuvo que emigrar para poder trabajar y mantener a la familia, puesto que su entonces marido también estaba en paro, recuerda. Fue en mayo de 2013 cuando recibió la oferta de empleo: "El niño tenía ocho meses, me fui porque las condiciones eran muy buenas". El matrimonio decidió que, hasta ver cómo se desarrollaba todo, antes de trasladarse la familia al completo, "él se quedaría en casa de mis padres para que pudiera continuar estudiando. Lo convenimos entre ambos porque era un empleo estable".

El 3 de junio del año pasado, la joven comenzó a trabajar y su marido "dejó de cogerme el teléfono en una semana aproximadamente". Para el 24 de junio, dejó la casa de los suegros y "cuando le llamé para verle a él y al niño, me dijo que estaba fuera, que mi hijo estaba con sus padres y que le recogiera en su casa". Poco más tardó en saber que su marido había solicitado el divorcio, sin decirle nada el 7 de junio, "los papeles me llegaron a la ciudad en la que vivo el 16 de julio", sin que sospechara siquiera que la relación con su pareja podía romperse.

A partir de ahí comenzó un tortuoso camino para recuperar al bebé que, por el momento, ha desembocado en una sentencia que concede la custodia al padre "para evitar el desarraigo del menor", con un amplio régimen de visitas para la madre. La Audiencia Provincial tendrá ahora que decidir sobre el recurso presentado por esta zamorana, que afirma que su exmarido ha echado mano de la mentira para obtener la custodia. "En la demanda alegaba que no sabía dónde estaba yo, que había dejado al niño y que, como toda la familia está aquí, el niño debía quedarse por arraigo".

Finalmente, "en contra de la postura de la Fiscalía, que era partidaria de que se me concediera a mí la custodia", dictó una sentencia favorable al padre del niño, al que consideró "óptimamente capacitado para estar con él, por el apago del niño a la familia de Zamora". Una conclusión que no alcanza a comprender cuando "yo tengo un contrato indefinido y una estabilidad económica", mientras que los empleos de él "son temporales". Insiste en que "nunca dije que no pudiera cuidar de mi hijo", como declaró en el juicio un testigo que llevó su exmarido y, asegura, mintió.

El informe del equipo multidisciplinar fue decisivo, con afirmaciones respecto de la joven que ella rebate indignada. Se dice que, tras hallar el trabajo, excluyó de su vida futura al niño y al padre, "lo que no es verdad, dicen que me preocupaba más por el dinero y mi exmarido por el niño. Eso no es cierto". En ese documento, los técnicos también dicen que durante el tiempo que estuvo en el primer destino "no tuve contacto con mi hijo, cuando he hecho viajes para verle durante los ocho meses que duró la tramitación del divorcio hasta el juicio, cada quince o veinte días", para lo que "acumulo horas en mi trabajo para venir a Zamora cuatro o cinco días seguidos y poder estar más tiempo con él", dado que vive a muchos kilómetros. Por supuesto, en los puentes y las vacaciones de Navidad y de verano su tiempo lo dedica a estar con el pequeño.

La joven confía en que la Audiencia acceda a concederle la custodia y poder llevarse con ella a su hijo. "Solo quiero estar con mi niño, quiero que no pierda el apego, no puedo consentir que me digan que no puedo estar con él porque puede tener problemas de ansiedad. Quiero demostrar lo importante que es para mí", declara angustiada.

Denuncia que "mi exmarido y su familia me están machacando". El último ejemplo, el 28 de agosto pasado, cuando le dijo al padre que vendría a ver al bebé entre el 10 y el 14 de septiembre "y me dice que está escolarizado en una guardería y no voy a poder llevármelo. Yo quiero estar con él todo el día, para eso vengo, no para llevarlo a la guardería. Todo son impedimentos".

Esta madre sostiene que su exesposo "me pone dificultades", incluso para hablar con el niño por teléfono o a través de Internet, "a veces pasan hasta tres días sin poder hablar con él, me dice que no quiere hablar conmigo".

Acusa al padre de su hijo de incumplir la sentencia, al ocultarle información sobre el menor y no consultarle cuestiones como la matrícula en una guardería o el cambio de empadronamiento, "que lo ha hecho sin decirme nada y ahora no sé dónde el domicilio en el que está censado. No me informa de nada" relacionado con el bebé, "ni del seguimiento médico, aunque yo vengo a todas las revisiones, me encuentro con dificultades para hacer el seguimiento". Otro ejemplo: "fueron a hablar con la pediatra para contarle que estaban en proceso de separación antes incluso de que yo tuviera constancia de la demanda de divorcio".