El escritor zamorano afincado en Valladolid Luis Torrecilla bucea en la sociedad rural castellana del siglo XVIII a través de las páginas de 'Punto de mira', su primera incursión en la narrativa tras publicar diversos libros de documentación histórica.

El también escritor Luis Miguel de Dios será el encargado de presentar a Torrecilla y su obra este miércoles, 13 de agosto, en un acto que se celebrará desde las 12.00 horas en el Ayuntamiento de Cañizal (Zamora), localidad natal del autor de 'Punto de mira', título que hace alusión a las distintas lecturas que posee la obra, pero también a una de las herramientas principales de su protagonista, un agrimensor.

Dicho agrimensor, o medidor del campo, llegará al pueblo de Peñalta para resolver un pleito relativo a los límites de varios terrenos agrícolas en plena Semana Santa de 1768, aunque la agitación que vive la localidad acabará por rodearlo y alterar su propia vida.

En un ambiente de recelo y delación, una serie de crímenes contribuirá a viciar aún más la situación, hasta convertir el aire del municipio en "irrespirable", todo con la sombra del Santo Oficio detrás.

Luis Torrecilla ha recordado que en aquella época la superstición y la religión tenían tal grado de influencia sobre la población que podía darse el caso de que una mala cosecha o una catástrofe natural fuera achacada "al pecado" y desembocara en "la calumnia y la denuncia infundada".

Hasta este extremo llegaba la situación, que en las posadas se exigía a los viajeros una cédulas que corroboraran que su titular cumplía regularmente con el sacramento de la confesión, según ha apuntado Torrecilla.

Así, en 'Punto de mira' se produce un "choque" entre esta situación y las incipientes ideas ilustradas que llegaban de la Francia de la Enciclopedia, algo que, a juicio del autor, derivarán en el anticlericalismo del siglo XIX que se prolongó "hasta la Guerra Civil".

Casa sospechosa

Un ejemplo de esta situación reflejada en la novela es el juicio abierto contra un sastre por "visitar casa sospechosa", debido a que mantenía un romance con la hermana de su difunta cónyuge a la que no podía desposar por necesitar el permiso eclesiástico al ser cuñados.

Se trata este caso de un relato basado en hechos reales, ya que responde a un manuscrito sobre un proceso similar que el autor encontró en un archivo histórico, por lo que se trata de algo frecuente en la época.

Es la documentación de pleitos de la época lo que permite que la novela incluya expresiones y términos propios del siglo XVIII, si bien Torrecilla ha admitido que muchos fueron desechados para hacer el texto "más comprensible" al lector. En cualquier caso, la premisa que ha guiado la redacción de la novela ha sido "evitar anacronismos" con palabras actuales que "no existían entonces".

En cuanto a la figura del agrimensor, Torrecilla ha justificado la elección de esta profesión ya que, por un lado, la novela requería que el protagonista "llegara al pueblo de la ciudad por motivos laborales", algo que además permite al autor repasar la que fue "la primera desamortización de la historia de España", llevada a cabo por el conde de Aranda, si bien sus efectos "fueron escasos" y las tierras "siguieron en manos de los grandes labradores".

Asimismo, el título de la novela permite comparar la mira que empleaba este agrimensor para realizar sus cálculos y mediciones con las diferentes interpretaciones que permite la trama en cuanto al papel jugado por sus personajes.

Luis Torrecilla Hernández nació en Cañizal (Zamora) en 1953 y es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. También ha cursado estudios de doctorado en el Departamento de Historia de la Educación de la Universidad de Valladolid. Especialista en Orientación Educativa ha desarrollado su carrera profesional en el campo de la enseñanza y en la dirección de un gabinete psicopedagógico.

Desde los 13 años vive en Valladolid, donde ha publicado diversas obras sobre Historia de la Educación, sobre la ciudad de Valladolid y sobre su pueblo natal. Su incursión en el campo de la narrativa comienza con 'Punto de mira', editada por Éride Ediciones. Asimismo, es uno de los padrinos de los clubes de lectura municipales de la capital del Pisuerga.