«Los jóvenes leen más que los adultos». Lo dice Rosa Encinas, una de las dinamizadoras que participaron ayer en las actividades conmemorativas del Día del Libro, adelantado a la víspera por aquello de la festividad autonómica. Quizá lean menos novelas y libros, pero más cómics y escritos en formatos accesibles por Internet, tan válidos como los otros.

Lo cierto es que fueron escolares y bachilleres los absolutos protagonistas de los actos conmemorativos del Día del Libro. Los colegios se vuelcan aprovechando la efeméride para intentar que los pequeños se enganchen al sano vicio de la letra impresa, con actividades imaginativas. Los mayores se centran más en lo clásico: la lectura multitudinaria del Quijote organizada por la Biblioteca Pública del Estado. Empezaron a las diez de la mañana dos alumnos destacados del instituto Río Duero: Alejandro Encinas Rojo y Pilar González de la Higuera, siguieron las autoridades y dieron paso a escolares (300 de colegios e institutos), voluntarios y gente del mundo de la cultura. 433 lectores hasta las nueve de la noche, en que cerraron los turnos los alumnos del Conservatorio Lucía Urones Sánchez (violín), Barta Bragado (flauta), Claudia Serrano (piano) y Clara Espinosa (oboe).

Mientras arrancaba «En un lugar de la Mancha...», fuera, ocho libros encontraban la libertad, de la mano de las bibliotecarias de la Fundación Rei Afonso Henriques (Cristina Tamames), IEZ Florián de Ocampo (Belén Fernández Méndez), Museo Etnográfico (Emilio Ruiz Trueba) y Museo de Zamora (Beatriz García), en el Puente de Piedra, San Cipriano o la Plaza de Viriato. Títulos sobre la arquitectura zamorana del siglo XXI, los contrabandistas o los tesoros escondidos de la Meseta Norte que encontraron enseguida nuevo dueño. En el mirador de San Cipriano, grupos de escolares de la Santísima Trinidad, Obispo Nieto o Medalla Milagrosa, componían el bosque de frases de famosos autores literarios y encontraban, de la mano de las animadoras Marga Barrero y Rosa Encinas, el poder evocador de los sentidos que tiene la literatura. Los chavales pudieron tocar, oler, saborear mientras escuchaban los relatos.

Son las pinceladas del Día del Libro, que conmemora las fechas de la muerte de Cervantes o Shakespeare, celebrado en todos los colegios de Zamora, con mayor o menor publicidad.