Tres peleas sin consecuencias graves, solo dos heridos por contusiones; gran cantidad de intoxicaciones etílicas, con tres jóvenes trasladados al Hospital Virgen de la Concha afectados por comas etílicos; y continuas llamadas a la Policía Municipal de ciudadanos para quejarse por los ruidos procedentes del tumulto en las calles y de fiestas particulares llenan el parte de incidencias de los agentes locales en la Nochevieja pasada. Fue precisamente este último tipo de quejas las que mantuvieron más ocupados a los policías por constantes avisos. Y es que las celebraciones dentro de las casas han aumentado por la crisis económica.

La entrada del año 2013 no dejó este año, pues, mayores consecuencias, «ha sido una Nochevieja muy movida para nosotros, pero tranquila en lo que a incidentes se refiere», explicaba desde el cuartel de la Policía Municipal el responsable del servicio. La última pelea en la que los agentes locales fueron reclamados por una llamada telefónica fue a las 6.00 horas, en la calle de Orejones, cuando dos amigos la emprendieron a golpes. No fue preciso trasladar a ninguno de los jóvenes al Hospital ni arrestarles, si bien ambos llegaron a anunciar mutuas denuncias en el juzgado.

Una hora y media después, con la Plaza Mayor todavía concurrida, un policía municipal observó a una joven resguardada bajo los indicadores de la iglesia de San Juan, tumbada en el suelo, inmóvil. Cuando los agentes se aproximaron para auxiliarla comprobaron que sufría una fuerte intoxicación etílica e hipotermia, por lo que fue preciso que los voluntarios de Cruz Roja la trasladaran con su ambulancia hasta el Virgen de la Concha. Otros dos jóvenes también fueron conducidos en ambulancias al centro sanitario por las mismas causas. A pesar de las múltiples intoxicaciones por alcohol, no se produjeron accidentes de tráfico, salvo el que acabó con un banco próximo a la escultura Hipólito Pérez, cerca del Ayuntamiento capitalino, ocurrido antes de la medianoche y del que acudió a dar parte al cuartel de los municipales el conductor del vehículo que causó los daños, quien indicó que lo había arrancado al dar marcha atrás.

Pasada la una de la madrugada de las calles de la capital volvieron a recobrar actividad, con una importante aglomeración de personas que salieron a celebrar la llegada del año nuevo, «ha habido muchísima gente, sobre todo, jóvenes», subrayaban desde la Policía Municipal, que mantuvo a diez afectivos cubriendo el turno de noche. De la concurrencia pudo dar fe el servicio de limpieza, que a las diez de la mañana continuaba empleándose a fondo para retirar los restos de la fiesta de calles.

Las papeleras de la calle de San Torcuato acabaron en el suelo, «como muchos fines de semana», aclaraban los operarios de Zamora Limpia, que a primera hora ya las habían recolocado, no así en la ronda de la Feria. Una maceta situada en la plaza de San Ildefonso amaneció completamente partida, aunque se desconoce cómo pudo ocurrir el incidente. La Policía Municipal tampoco se explica qué pudo ocurrir con parte del muro que cierra el parque de San Martín, sobre el aparcamiento subterráneo, donde la parte superior de la pared terminó derribada.

Como curiosidad, los agentes locales procedieron a realizar la prueba de alcoholemia al conductor de un ciclomotor, que circulaba de forma irregular por la Plaza Mayor. El alcoholímetro arrojó una tasa de 0,0 y la extraña forma de circular tuvo su explicación porque se trataba de un conductor novato, que acababa de coger su moto. Una veintena de policías nacionales patrulló también durante la Nochevieja, sin que hubiera un significativo aumento de trabajo en «una noche normal» de fiesta.