Lo que comenzó como una afición fruto de la pasión que Felipe Sevillano siente «por la historia, los papeles viejos y los libros antiguos» ha dado como fruto no solamente un inmenso árbol genealógico de su familia, sino que también ha hecho posible que cerca de un centenar de miembros del clan Sevillano Hernández se hayan reunido en una multitudinaria comida en la que los recuerdos y anécdotas han sido protagonistas.

«Han venido como abejas a la miel, no ha sido muy complicado reunirnos a todos», reconoce Felipe Sevillano, orgulloso de su trabajo de recopilación de datos para encontrar las raíces de su familia. Muchos meses de trabajo y estancias en el Archivo Diocesano de Zamora cuyo resultado presentó ayer a sus familiares, obsequiando con especial cariño un cuadro de este árbol genealógico a la miembro más antigua de la familia, Gerónima sevillano Moreno, quien en la actualidad reside en Villaralbo.

Pero no es esa la única localidad donde ha residido esta familia. Argujillo, Casaseca, Bamba o Arcenillas son otros lugares donde generaciones de Sevillano Hernández también han vivido.

Con especial orgullo conserva esta familia una imagen «impagable» del matrimonio formado por Gerónimo Sevillano y Tomasa Hernández junto a su hija Marceliana, que data de 1880. Un retrato familiar en sepia «histórica, tanto en el sentido artístico como en el familiar», de los predecesores del centenar de familiares que ayer se reunió alrededor de una buena mesa.

Como así lo recordaron, no era esta la primera vez que los Sevillano se reunían. Ya a comienzos del siglo XX, cuando la duquesa de Sevillano murió sin haber dejado testamento y sin herederos directos, Jacinto Sevillano, secretario del Ayuntamiento de Arcenillas, y su primo Virgilio reunieron a una treintena de familiares con el mismo apellido para aportar el dinero necesario para afrontar los gastos de una posible herencia. «Estos aspirantes a millonarios venían de Arcenillas, Bamba, Casaseca, La Hiniesta, Madridanos, Moraleja, Pontejos, Sanzoles o Villalazán. Aunque no hubo suerte y todo quedó en ilusión. Pero la familia se fortaleció con la aventura», asegura con humor Felipe Sevillano.

Tras el éxito de la reunión, esta gran familia, ahora dispersa no solo por la provincia, sino también por Barcelona, Alicante, Gijón o Salamanca, no descarta volver a reunirse para volver a rendir un nuevo homenaje a sus antepasados, el más antiguo de ellos Mathias Sevillano, nacido en Argujillo a comienzos de 1600.