Los anticonceptivos orales no engordan, ni favorecen la aparición de vello, ni provocan problemas a la hora de quedarse embarazada una vez concluida su ingesta. Son tres de las falsas creencias que aún circulan sobre este tipo de fármacos y una de las razones por las cuales las 168 farmacias de la provincia han comenzado una campaña de información a la población, una más (la octava) de las que periódicamente están poniendo en marcha desde el año 2009 con el fin de potenciar el papel de estos profesionales como agentes sanitarios de primera línea y sumamente accesibles al ciudadano.

La campaña, apoyada por carteles y más de catorce mil dípticos, fue presentada ayer por el vocal de Oficina de Farmacia, Juan Prieto Corpas y el presidente del Colegio de Farmacéuticos, José Espinosa Navarro en la sede colegial. «Muchas de las consultas que llegan a diario a las farmacias tienen relación con los anticonceptivos», explicó Espinosa, un tipo de medicamentos que aparecieron en 1960, aunque han tenido una gran evolución en los últimos años, sobre todo en las dosis que antiguamente eran «una bomba».

Los anticonceptivos orales son medicamentos compuestos por hormonas sintéticas similares a las naturales femeninas (estrógenos y progesterona) y constituyen un método anticonceptivo reversible y regulador muy eficaz. Actúan principalmente impidiendo la ovulación y además dificultan la entrada de los espermatozoides al útero. Este tipo de fármacos se dispensan con receta, y es recomendable el control del médico.

Existen un tipo de anticonceptivos orales a base de estrógenos y gestágenos con tratamientos de 21 o de 28 días y sólo con gestágenos, de 28 días. La diferencia es que en los de 28 días en vez de descansar una semana se siguen tomando pastillas inocuas, un placebo, para evitar que la mujer olvide tomar la dosis. Espinosa y Corpas indicaron que los anticonceptivos orales no engordan ni producen vello, pero no previenen de las enfermedades de transmisión sexual o el Sida, por lo que debe tenerse en cuenta el uso del preservativo para relaciones sexuales esporádicas o poco seguras. Una vez terminado el tratamiento, no se altera la fertilidad, es decir, no cuesta más quedarse embarazada ni tampoco aumenta la probabilidad de abortos ni malformaciones congénitas.

La píldora anticonceptiva puede usarse de forma continuada sin necesidad de descansos terapéuticos, salvo indicación del médico. Si se olvida una toma, puede recuperarse antes de las doce horas siguientes y el tratamiento sigue siendo eficaz. Si pasa más de ese tiempo, ya no se garantiza esa eficacia.

Como casi todos los fármacos, la píldora interactúa con otros medicamentos. Por ejemplo, si la usuaria está con un tratamiento antibiótico, la píldora perderá el efecto anticonceptivo. Asimismo hay alimentos, como los que contienen mucha vitamina C que pueden dificultar la absorción de la pastilla. Efectos secundarios que pueden aparecer son tensión en las mamas, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, «que suelen desaparecer con el uso». Sí incrementan el riesgo de tromboembolismo venoso, infarto de miocardio o accidentes cerebrovasculares, por lo que las personas con factores de riesgo cardiovascular deben tener precauciones, aunque no tienen vedado el uso de este fármaco.

La anticoncepción de emergencia, la conocida como la píldora del día siguiente contiene una sola hormona se debe usar sólo para situaciones de urgencia ante la posibilidad de un embarazo no deseado. Los responsables colegiales indicaron que los farmacéuticos deben limitarse a cumplir la ley respecto a su administración, actualmente de venta libre sin receta. Espinosa explicó que «todos los medicamentos tienen sus riesgos. Mi opinión personal es que la dispensación de esta píldora requeriría como mínimo un test de embarazo. Y desde luego, en las oficinas de farmacia cada vez que una chica acude a buscar la píldora del día siguiente se le pide identificación para comprobar que tiene más de 16 años porque ese rango de edad es difícil de distinguir físicamente». Los responsables colegiales evitaron pronunciarse, sin embargo, sobre la conveniencia de una decisión política en el sentido de dejar las cosas como hasta ahora o volver al sistema de la receta médica. «Nosotros no estamos de acuerdo ni en desacuerdo. A nosotros nos dan una normativa y lo que tenemos que hacer es cumplirla». Esta píldora de urgencia «no es un tratamiento anticonceptivo que deba seguirse de manera rutinaria. Es peligrosa la reincidencia». Si en tres horas la paciente tiene un vómito debe volver a tomar la píldora para que tenga efecto.

¿Engordan?

No tienen por qué. Los antiguos sí provocaban retención de líquidos, los actuales no.

¿Aumentan en vello?

No. Ni el facial ni el periférico.

¿Son seguros?

Si. Pero no previenen ninguna enfermedad de transmisión sexual ni el SIDA. Para relaciones esporádicas, hay que usar el preservativo.

¿Impiden el embarazo aunque se dejen de tomar?

Una vez terminado el tratamiento no queda alterada la fertilidad. No cuesta más tiempo quedarse embarazada, no aumenta la probabilidad de abortos ni de malformaciones congénitas.

¿Interactúan con otros fármacos?

Pueden interferir. Por ejemplo si se está con un tratamiento antibiótico se reduce el efecto anticonceptivo.