Junto a otros miembros del Ejército español y representantes de la Fundación Comitas, el general Juan Montero Vázquez visitó esta semana la ciudad para participar en el Club de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. De sus palabras se deduce el evidente desconocimiento actual sobre la medicina militar. Como responsable de la Inspección General de Sanidad de la Defensa, Montero Vázquez admite que su oficio «está en crisis» aunque también argumenta que esta situación «puede ser una gran oportunidad de futuro». Conocedor de las últimas misiones de España en el extranjero, todas de carácter humanitario, este doctor en Medicina y Cirugía sostiene que «nuestros militares tienen las mismas enfermedades en la misión que en su propio territorio».

-La Sanidad militar es tan desconocida por los ciudadanos como por los propios profesionales. A modo de introducción, cuéntenos en qué consiste, cuáles son sus fines y qué la caracteriza en el inicio del siglo XXI.

-La Sanidad militar desde su fundación en 1832 tiene como misión la selección, conservación y recuperación del contingente. En la actualidad podríamos definir su objetivo en terminología logística-operativa como el apoyo a la fuerza en todo tiempo y circunstancia.

-Díganos cuál es la estructura de este servicio, cómo funciona la Inspección General de Sanidad de la Defensa y de quién depende en la escala del Ejército del país.

-Desde su creación, la Inspección General de Sanidad de la Defensa agrupa en un único órgano las competencias antes atribuidas a los Ejércitos y a la Armada. Orgánicamente depende de la Subsecretaría de Defensa salvo en operaciones en que su dependencia es directa del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). A su vez, con dependencia funcional, pero no orgánica, existen en los Ejércitos y en la Armada sendas direcciones de Sanidad con dependencia orgánica de los mandos de personal y, en definitiva, de los respectivos jefes de Estado Mayor.

-¿Cuántos profesionales componen la Sanidad militar en España?

-Actualmente se integran en el cuerpo militar de Sanidad 1.984 profesionales. Este número total se distribuye en 781 médicos, 716 enfermeros, 138 farmacéuticos, 119 veterinarios, 36 odontólogos y 194 psicólogos. Corresponden a cada una de las cinco especialidades fundamentales que estructuran el cuerpo.

-En alguna ocasión ha apuntado un déficit de profesionales de la medicina, que no llegan a cubrir las plazas totales. ¿Por qué es un destino en teoría poco atractivo para los médicos?

-Deben tenerse en cuenta varios factores entre los que cabe destacar, por ejemplo, la amplia oferta de plazas en la Red del Sistema Nacional de Salud -a título de ejemplo, tan solo en la Comunidad de Madrid, se han abierto doce hospitales en los últimos años-. A partir de ahí, debemos señalar la mejor retribución de los trabajos y la ausencia de las servidumbres inherentes a la condición de sanitario militar, como es el desplazamiento al exterior en operaciones por períodos no muy prolongados pero con una frecuencia creciente.

-Cuéntenos en qué se diferencia la labor diaria de un médico en la sociedad civil y otro de carácter militar. ¿Existen diferencias retributivas importantes?

-En el ámbito de la sanidad hospitalaria las labores pueden considerarse como similares, pero si entramos en detalles, el médico militar tiene labores añadidas e irrenunciables como, por ejemplo. la de carácter pericial, la derivada de unidades de reconocimiento, la docencia o la integración en grupos asesores. Todo ello además de tener que llevar a cabo la labor asistencial asignada. Ya he comentado la existencia de diferencias retributivas que, aunque atenuadas, persisten. Hoy en día se centrarían principalmente en los emolumentos derivados de las guardias de presencia física o alertadas, así como la ausencia en el mundo castrense del criterio de percepciones correspondiente a la carrera profesional con sus cuatro niveles y sensibles incrementos de cuantías.

-Por otro lado, ha alertado de la elevada media de edad de los médicos del Ejército, ¿cómo esperan motivar a los profesionales más jóvenes?

-La existencia durante muchos años de un reducido ingreso de nuevos médicos, las excedencias y el paso a la situación de reserva o retirado de no pocos profesionales nos ha llevado a una pirámide profesional invertida, al envejecimiento del colectivo y a una edad media que sobrepasa los cincuenta años. Evidentemente, por parte del Ministerio de Defensa y de la Inspección General de Sanidad se han puesto y se siguen poniendo en ejecución diferentes proyectos que hagan atrayente la Sanidad militar para nuestros jóvenes modulando cuantos factores entendemos que nos han llevado a la actual situación.

-Haciendo un juego de palabras, ¿cuál es la salud de la propia Sanidad militar? ¿Está en crisis como se apunta desde algunos sectores profesionales?

-La Sanidad militar en modo alguno está enferma, aunque debo admitir que sí en un período de crisis multifactorial que debemos contemplar como una extraordinaria ocasión de futuro y hasta de inmediata mejoría y progreso.

-La crisis económica que afecta a todos los sectores profesiones del país, ¿puede hacer atractivo este destino para los médicos? ¿Existen medios para cubrir las plazas vacantes?

-Probablemente el número excesivo y creciente de facultades de Medicina en nuestra nación, la consecuente plétora de médicos sin empleo y la pronta saturación de las ofertas laborales que han existido pueden hacer que vuelva a presentarse como una opción la incorporación a la Sanidad de las Fuerzas Armadas como médicos de Medicina Familiar y Comunitaria o como especialistas, Tampoco hay que olvidar la dificultad para generar plazas de función pública que afecta a todo el Gobierno en general y al Ministerio de Defensa en particular.

-Buena parte de su trabajo consiste en facilitar los medios en la estrategia militar española. ¿Con qué elementos cuenta España y cuál es su despliegue desde el punto de vista sanitario?

-Siguiendo la terminología OTAN y los «STANAG» que regulan la actividad sanitaria de los países aliados, los medios con los que cuenta nuestra nación pueden clasificarse en «Roles» del 1 al 4. A saber, el «Role» 1 con función estabilizadora y reducida capacidad quirúrgica; los «Roles 2» tienen plena capacidad quirúrgica amén de estar dotados de quirófanos con atención de Cirugía y Traumatología, Unidad de Cuidados Intensivos, Unidad de Hospitalización. Y además de los necesarios servicios complementarios de farmacia, laboratorio, bacteriología -microbiología, radiología (incluyendo TAC) y banco de sangre-. No desplegamos el «Role 3» ni el «Role 4» en un Hospital General de la Red hospitalaria militar en el territorio nacional, con presencia en Madrid, Zaragoza y San Fernando.

-Háblenos de la diferencia, si la hay, de la planificación sanitaria entre los conflictos de carácter bélico y no bélico.

-Prefiero que hablemos de operaciones que pueden desarrollarse en ambientes más o menos hostiles, pero en modo alguno con carácter bélico.

-Apuntan que la Sanidad militar cobra especial protagonismo en las operaciones de carácter humanitario. ¿Está de acuerdo?

-A nadie se le escapa el protagonismo de la Sanidad militar en este tipo de operaciones que venimos realizando desde hace más de veinte años y que se iniciaron en Mozambique con motivo de las inundaciones que asolaron esa nación. Es allí donde se pone en la práctica el EMAT (Equipo Médico Avanzado de Tierra) que se ha diseñado previamente. Si nos acercamos a acontecimientos más recientes, podemos recordar la operación «Hispaniola» con motivo del grave terremoto que sacudió al paupérrimo pueblo de Haití o el terremoto de Lorca, más reciente en nuestra memoria. La percepción inmediata de nuestro trabajo y el indudable beneficio que de él se deriva es motivo del especial protagonismo que apunta usted en su pregunta.

-Ya sobre el terreno, me gustaría que nos hablara de las operaciones en las que ha participado desde que tomó posesión del cargo, con especial atención al despliegue español en el caso de Afganistán. Le pediría que nos cuente, en tanto pueda, los detalles de la vida en este país y la labor de los médicos allí.

-He tenido el privilegio de visitar el «Role 2» de Herat en Afganistán y nuestro «Role 1» en Marjayún, en Líbano. Mi edad me ha impedido participar en otras operaciones, aunque como es natural, amén de mi obligación, he estado al corriente en todo momento de todas ellas y de sus vicisitudes. Constantemente les he hecho llegar en todo momento mi proximidad y receptividad a su problemática cuando me la han comunicado desde el mando de operaciones.

-¿Qué tipo de problemas de salud sufren nuestros militares en estas operaciones?

-Ninguno que deba asociarse a su participación en las operaciones. Está reglamentado un reconocimiento médico anterior y posterior a cada misión, y por la Sanidad militar se toman todas las medidas de profilaxis de enfermedades y riesgos conocidos, con vacunaciones, antipalúdicos en las áreas y épocas en que son precisos.

-¿Qué patologías son las más corrientes cuando se asiste a una realidad tan dura como un conflicto bélico?

-Las patologías banales que sufrimos todos en nuestra patria en cualquier época del año. Incluso debe señalarse que en la época de la temible gripe A su prevalencia fue inferior a la que se había detectado el territorio nacional y que fue fácilmente controlada y resuelta.

-¿Qué daños principales pueden provocar las armas enemigas que se utilizan en el siglo XXI?

-Los que fácilmente cabe suponer en las armas convencionales o los llamados sistemas explosivos improvisados. Serían de temer acciones «NBQ» (de tipo nuclear, biológico o químico) para las que estamos siempre alerta y con capacidad de respuesta. En todo caso, no parece que deban ser tenidas en cuenta en el escenario actual de nuestras operaciones.

-En materia de seguridad, cobró especial relevancia el caso de los inhibidores. ¿Puede informarnos de cómo está la situación en los vehículos españoles en la actualidad?

-En lo que yo llego a conocer, se ha completado la dotación con inhibidores de nuestros vehículos, que por otra parte han sido renovados con nuevos modelos dotados de una protección suficiente de coraza. Su beneficioso efecto ha sido evidente y ya se ha traducido en el notable descenso de las bajas originadas.

-Háblenos de la cooperación en materia sanitaria con los Ejércitos de otros países y su relevancia en las operaciones militares.

-Nuestra relación es excelente sobre el terreno y en los foros internacionales. Podemos citar el caso del «COMEDS» que integra, en dos reuniones anuales como mínimo, a los jefes de Sanidad de los países miembros de la Alianza Atlántica.

-¿Existe una labor de investigación en la medicina específica del ámbito militar?

-En la actualidad, tenemos varias líneas de investigación abiertas y muy diversas. Desde nuevos materiales, alimentación o equipamiento hasta comunicaciones. Es preciso señalar que estamos próximos a configurar junto a la Universidad de Alcalá de Henares un instituto de investigación biosanitaria de las Fuerzas Armadas que estará dotado de su correspondiente fundación de carácter pública.