Decenas de zamoranos podrían estar afectados por los problemas derivados de la inversión de su dinero en las conocidas como participaciones preferentes, productos de alto riesgo que las entidades financieras deberían haber colocado sólo entre entendidos y que ofrecieron a clientes sin los suficientes conocimientos, que ahora ven cómo no pueden rescatar sus ahorros.

Es la impresión que tiene Gonzalo Badás, de Adicae, la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros, a tenor de las llamadas recibidas en sus oficinas de Valladolid de ciudadanos afectados desde la provincia, especialmente significativa en la zona de Benavente. Esta es la razón por la cual Adicae celebrará esta tarde, entre las 18.00 y las 20.00 horas en La Alhóndiga una sesión para asesorar a las personas que cuenten este tipo de productos y quieran conocer fórmulas para presentar las oportunas reclamaciones tendentes a recuperar su dinero. Badás explica que las participaciones preferentes son productos de alto riesgo, productos tóxicos, sólo aptos para auténticos expertos de las finanzas. De hecho, antes de comercializarlos, deberían hacer al cliente una especie de examen de 20 preguntas, denominado «test-fimd» que si se rellenaba era fraudulentamente, Los bancos españoles colocaron cerca de 12.000 millones de euros en participaciones preferentes entre sus clientes en los últimos tres años. La política de comercialización era clara: un interés gancho el primer año (que alcanzaba el 7% o el 8% en algunos casos) y luego un Euribor más diferencial para los siguientes.

El problema del producto es que muchos de los inversores tenían un perfil conservador y creían estar contratando algo similar a un depósito. Es decir, esperaban que el banco devolviera la inversión al cabo de unos años. Pero realmente las preferentes son una deuda perpetua, lo que significa que el banco no tiene porqué devolver el capital inicial si no quiere. Cuando el ciclo económico acompañaba, los beneficios crecían año a año y los requisitos de capital eran más bajos, los bancos cumplían con esos plazos de vencimiento tácitos. Pero ahora, con la crisis, los bancos no pueden hacer frente a esos compromisos oficiosos y las quejas han llegado a las sucursales.

Para tratar de compensar a la multitud de clientes afectados, que esperaban un reembolso y no lo tienen, los bancos están ofreciendo alternativas de canje del producto. BBVA y Banco Sabadell, por ejemplo, ofrecen bonos convertibles. La Caixa está ofreciendo a algunos clientes una mezcla (30% en bonos convertibles y 70% en deuda). Santander propuso un canje directo por acciones. Bankia estudia transformar parte de los casi 5.000 millones de euros en «instrumentos de capital». Adicae recomienda que al hacer este canje se entregue al banco un documento en el que se explique que no se renuncia a ejercer las acciones judiciales oportunas para recuperar el dinero. Badás habla de la existencia de situaciones sangrantes, como las de un hombre que se ha apostado frente a una sucursal en Medina de Rioseco ya que está en paro, acude a Cáritas para vivir y sin embargo no puede sacar su dinero del banco.

Canjes

El presidente de Adicae, Manuel Pardos denunció que las entidades financieras que vendieron participaciones preferentes están «abusando» de sus clientes con las operaciones de canje que están ofreciendo y anuncia la presentación de demandas ante los tribunales, así como ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Abuso

Estas ofertas bancarias suponen, a juicio de Pardos «un nuevo abuso» en contra de los clientes que adquirieron las participaciones.

Demandas colectivas

Los servicios jurídicos de la Asocaiación están preparando demandas colectivas en los juzgados para reclamar las pérdidas sufridas por los clientes y ver si existe delito.

Sobre todo jubilados

El 90 % de los afectados por las preferentes que han acudido a la asociación «son mayores de 65 años» y las entidades les están ofreciendo el 70 % de su valor en deuda subordinada a un plazo de diez años. «Algo inasumible para los que han depositado sus ahorros para hacer frente a la jubilación».