Esta vez el «resultado» ha sido de 1-1: Tendrán que intercambiar indemnizaciones por las heridas que se provocaron mutuamente. La Fiscalía pide que se imponga al árbitro de fútbol, menor de edad, el pago de 450 euros al jugador expulsado; y a éste, también adolescente, la entrega de 300 euros al anterior. Para los dos exige el cumplimiento de 50 horas de trabajos en beneficio de la comunidad.

Todo por un partido de fútbol... y varias expulsiones. La decisión arbitral no gustó nada a uno de los jugadores y, decidido, se dirigió al colegiado para protestar. La tarjeta roja volvió a salir del bolsillo del «trencilla» tan veloz como fue su determinación de reprender a quien cuestionaba su autoridad.

Una sanción que terminó en más que palabras al concluir el encuentro entre el club de San José Obrero y el Atlético Zamora, de Primera División de Aficionados, celebrado en los campos de Valorio el 28 de noviembre de 2009: El colegiado sufrió lesiones en el muslo y hombro de las que tardó en curar diez días; el jugador, heridas en el pie derecho y la cara, y estuvo quince días de baja.

El integrante de uno de los clubs fue incapaz de controlar el «calentón» que le entró cuando el árbitro, un compañero de clase, acabó por ponerle «de patitas en la calle» como a otros de sus compañeros a los que había pitado falta. La causa de su expulsión no fue otra que su actitud de protesta. No dudó, según el testimonio del «trencilla», en gritarle «nos has jodido el partido. Estás tonto, te voy a meter unas hostias cuando acabe el partido; te voy a quemar, ya puedes ir rápido al vestuario».

Y cuando pito el final del partido, el encontronazo fue inevitable. Ya en el vestuario, según su versión, vio cómo le insultaba y amenazaba un jugador, recibió un puñetazo en el ojo, le agarró del cuello y le tiró del pelo, cayó al suelo, donde le propinó varias patadas.

El menor denunció la agresión y su contrincante hizo lo propio. Este relató que al acabar el partido fue a pedir explicaciones al colegiado, quien le pegó en la cara, «a pesar de saber que me habían operado de la cabeza», y en las piernas, manifestó al comparecer ante la Fiscalía.

Los dos compañeros de clase, de 16 años de edad cuando sucedió el incidente, se enfrentan ahora fuera del campo de fútbol, en el Juzgado, que tendrá que decidir sobre una solución salomónica que sirva para castigar el comportamiento violento que ambos han demostrado fuera del campo de fútbol.

La pelea tuvo consecuencias para los dos, que hubieron de permanecer en sus casas varios días para recuperarse de las heridas que se produjeron mutuamente. Tras las diligencias llevadas a cabo por la Fiscalía de Menores, el Juzgado tendrá que determinar las medidas exactas que impondrá a cada uno de ellos, así como fijar las cuantías que finalmente tendrán que abonar uno y otro para resarcirse de los daños que sufrieron durante el enfrentamiento protagonizado al concluir el partido en el parque del bosque de Valorio.