Más de una docena de zamoranos han sufrido los efectos de la intoxicación por el consumo de una seta casi idéntica a la vulgarmente conocida como Carbonera (Tricholoma Portentosum), comestible y muy abundante en la zona de Aliste, donde varias familias ya han precisado de atención médica para superar el envenenamiento. Incluso se han producido ingresos en el Hospital Virgen de la Concha, aunque «solo de forma preventiva, para observar la evolución del enfermo», explican desde la Asociación Micológica de Zamora, puesto que «los efectos no son graves, únicamente molestos», consistentes en gastroenteritis.

Ante las dificultades en la diferenciación de esta seta con la Josserandii, que es del mismo género (Tricholoma), con la que guarda un gran parecido y que es la que está provocando los casos de intoxicación, los responsables de esta asociación instan a los zamoranos a abstenerse de recolectar la Carbonera. «Mejor que no recojan ninguna seta de estas, que no las coman este año», advierte Juan Lorenzo Gutiérrez Montero, ya que se trata de un hongo muy común en los pinares y que tiene mucho éxito entre los recolectores y aficionados a degustar estos frutos silvestres.

Aunque todos los años se da esta especie venenosa, lo cierto es que «este otoño han proliferado más que en otros, no sabemos cuál es el motivo, pero las condiciones climatológicas han favorecido su desarrollo». En caso de que no se esté dispuesto a renunciar a esta pequeña delicia, quien se atreva a llevársela a casa debe tener en cuenta que ambas variedades «crecen en el mismo hábitat y al lado de una comestible puede haber otra tóxica».

La gran similitud que guardan la Carbonera y la Josserendi está llevando a las plantas de comercialización de setas a replantearse la comercialización de la primera especie para evitar el riesgo de que los consumidores puedan intoxicarse con el producto envasado.

Las personas que han sufrido ya el envenenamiento por la Josserandii han permanecido «dos o tres días» convalecientes, con problemas gástricos, «incómodos, pero no graves», puntualiza Gutiérrez Montero.

El hongo tóxico «huele a harina rancia y tiene sabor amargo, mientras que el comestible apenas tiene olor y su sabor es agradable y dulce», apunta el integrante de la Asociación Micológica de Zamora. Entre sus rasgos comunes está que ambos hongos son grises, tienen la cutícula de ese mismo color y un sombrero de un tamaño parecido. La Carbonera tiene tonos amarillos en el pie y en las láminas, mientras que la que produce envenenamiento carece de esta cualidad, agrega Gutiérrez Montero.