«¿Pero es que acaso puede el hombre vivir sin ideas y creencias? Simplemente estoy contribuyendo en lo que está a mi alcance al triunfo de mis ideas. Sólo quiero que en España haya una organización económica, política y social mejor que la que hoy hay, más justa, más racional», reza un fragmento de las memorias de Teodulfo Lagunero, que hoy presenta en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

Una vida entre las luces y las sombras, al otro lado de la legalidad, desde donde logró, gracias a su figura de nexo entre facciones de distinto signo, convertirse en una de las figuras claves del proceso de construcción de la democracia en España. Esta nada común trayectoria de rico constructor, abogado y mecenas del arte, le ha valido a Teodulfo Lagunero de base para la redacción de «Mis memorias», un recorrido por los entresijos de una vida dedicada al comunismo y la ayuda de sus amigos en una España en la que aún no eran bien recibidos. De Rafael Alberti a Antonio Gala, pasando por Pablo Neruda, todos ellos influyeron en la vida de este vallisoletano dedicado a los negocios y a la abogacía que sirvió, tras la muerte de Franco, de eficiente enlace entre Adolfo Suárez, el Partido Comunista Español (PCE) y los monárquicos.

Hijo de un represaliado franquista, Teodulfo Lagunero disfrutó de un gran éxito en los negocios que le permitió financiar el PCE en el extranjero, trajo a España en su propio coche a Santiago Carrillo desde el exilio, y fue él también quien encargó al peluquero de Picasso el postizo con el que el líder comunista regresó a España. Se considera un niño de la guerra, alguien que sufrió en sus carnes la represión franquista y que por ello, según ha revelado en varias ocasiones, ha quedado «marcado para siempre»

Lagunero, con 83 años de bandera comunista a sus espaldas, ha luchado contra un cáncer y se ha despojado de una fortuna, canalizada ahora por una fundación que la emplea en financiar guarderías y residencias de la tercera edad.

Interesado por todo lo que pasa a su alrededor, la política y la economía, Teodulfo Lagunero recuerda la transición democrática como un «milagro» y ahora no ve las tensiones nacionalistas como un problema en el que España vaya a salir debilitada, sino que habla de proyectos, más allá de las tensiones políticas que abrazan cualquier movimiento social. Vida y obra en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA de un personaje sin el cual se considera que la transición democrática en España no se hubiese podido traducir en las libertades actuales que hoy conocemos.