Hace casi un año, las Hermanas Norbertinas Premostratenses que habitan el convento de Santa Sofía solicitaron públicamente a la Junta de Castilla y León que agilizara los trámites para que el monasterio fuera declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con el objetivo de que la comunidad religiosa pudiera recibir subvenciones para llevar a cabo diversas intervenciones y paliar los problemas de conservación del monumento. Tras incoar el preceptivo expediente de declaración BIC, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la consejería de Cultura y Turismo de la Junta somete, durante este mes, el citado informe a información pública para recoger alegaciones.

En concreto, el expediente hace alusión a la declaración del convento de Santa Sofía como BIC, con la categoría de monumento, protección que abarca los restos del antiguo Palacio de la reina María de Molina, el torreón del monasterio, el patio de la Cisterna y la iglesia. El expediente iniciado para aprobar la declaración BIC detalla que en el año 1316 la reina María de Molina cedió su palacio a la comunidad religiosa y que fue objeto de diversas reformas para su adecuación al nuevo uso monacal. Asimismo resalta que, dentro de este conjunto, se conserva un espacio único conformado por los restos del antiguo palacio, entre los que destaca el patio de la Cisterna que perteneció a la vivienda palaciega y el torreón, que han permanecido prácticamente inalterados hasta la actualidad, además de constituir "un singular ejemplo de arquitectura civil".

Precisamente, tanto en el patio como en el torreón, se han detectado las principales deficiencias del monasterio, ya que uno de los muros del torreón está cediendo y está provocando el desplazamiento de las columnas del patio interior, en el que también persisten los problemas de humedad. En la actualidad, según el expediente, tras las reformas llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo XX, dentro de lo que hoy es el convento de Santa Sofía de Toro "se conserva un espacio único homogéneo de alto valor patrimonial, conformado por los restos de la antigua casa del siglo XIII, después palacio de María de Molina, así como la iglesia y el coro del monasterio, cuyo valor como documento histórico y testimonio de la evolución de este conjunto conventual justifican sobradamente su calificación como Bien de Interés Cultural".