La procesión empieza horas antes para los hermanos del Espíritu Santo, que repiten cada uno de los detalles de un ritual mágico. En el interior de la iglesia, el reencuentro, aún más especial si cabe en el huerto junto a la iglesia del arrabal. Dentro del templo, el encendido de las velas del tenebrario del Cristo, el incienso, la colocación de las varas, el pendón, el Crucificado guía... Todo para cumplir la promesa de ofrecer al Santísimo Cristo la oración junto al Templo Mayor de la ciudad. Anoche, el Viernes de Dolores volvió a tener una clara y sugerente impronta medieval.