El ser humano es perfectible "ad infinitum", aunque muchísimos se crean "los reyes del mambo"; es decir, que mejor que ellos, ni Dios; y por lo tanto, en su profundísima inmadurez, soberbia, ignorancia, intolerancia e irresponsabilidad profesional, familiar, ciudadana, etc., no admitan la menor de las observaciones de quiénes por motivos profesionales, de compartir apellidos, de contribuyentes, de supuesta amistad, etc., tienen a bien, por su obligación, por su respeto a sus ancestros, por bonhomía, etc., hacerles alguna sugerencia que, fundada y motivadamente, contribuya a que hagan mejor sus compromisos de todo tipo con sus congéneres.

Y es que hay que ser desagradecido, "malparido", denostable, y ser "apartado como la peste" de las escasísimas relaciones humanas sanas; cuando no solo se comporta la "tropa" como hemos descrito; sino que, además, si tienen algún "podercillo", o posibilidad de "j?", al prójimo procedan de esa "guisa"; y eso sí, se consideran modelos de "guays", de "católicos, apostólicos y romanos", van compungidísimos en las manifestaciones que exteriorizan eso de "amaros los unos a los otros?."; en fin, pura hipocresía, teatralidad, etc., etc., etc., que tantísimo daño a los verdaderos y auténticos creyentes.

Y es que siempre hay que tener en cuenta la opinión de aquellas personas de buena voluntad, con bonhomía, con conocimiento de causa, etc., que nos sugieren, o nos presentan alguna queja, etc., que contribuya a hacer nuestro trabajo mejor para prestar, así, un mejor servicio a los demás; para mejorar, aunque sea un poquitín, la pésima condición humana, las obligaciones ciudadanas, como el respeto y cumplimiento de las normas tributarias de circulación de vehículos, etc., por las repercusiones negativas que tienen en los demás, y que no tienen por que soportar.

Lo inteligente es saber, y para saber, entre otras actitudes, hay que saber, y agradecer, escuchar a quiénes de buena fe nos indican lo que puede hacer el comportamiento manifiestamente mejorable.

En el ámbito empresarial, de las Administraciones Públicas, de las organizaciones, etc., más si cabe, el aceptar las sugerencias y quejas de la clientela, de los empleados, de la ciudadanía, de los proveedores, etc., es una actitud que sus directivos debieran tener, y poner en práctica, pues contribuye a tener más información sobre en qué medida el producto, el servicio, etc., satisface las demandas y necesidades de la clientela; procurando mejorar las bienes y servicios, para lograr mayores cotas de bienestar, la supervivencia y crecimiento de la empresa, y la justificación y razón de ser de la Administración Pública, evitando juicios peyorativos de quiénes supuestamente debieran servirlas con conocimiento, espíritu de servicio, honorabilidad, esfuerzo y etc etc etc.

Y como siempre, la educación como requisito "sine qua non", para cumplir con seriedad.

Sancho de Moncada