Una de las herramientas que puede facilitar la renovación del obsoleto mercado laboral de Zamora es, necesariamente, la formación y la cualificación de los zamoranos. La enseñanza media y superior deben evolucionar para adaptarse a un mundo que gira de forma vertiginosa. Los expertos auguran que el 85% de los empleos que existirán en 2030, dentro de poco más de una década, todavía no se han inventado. Al mismo tiempo, cinco de los diez empleos con mayor demanda en una sociedad para la que el paro es uno de sus principales temores, no existían tan solo diez años atrás.

De ahí la importancia de cualquier esfuerzo en ese intento de adaptarse a un entorno extremadamente voluble, en el que cada vez pesan menos las titulaciones regladas tal y como las conocíamos hasta ahora. Las empresas utilizan métodos más sofisticados para su plantilla y buscan perfiles de alta cualificación que no necesariamente se corresponden siempre con licenciaturas universitarias al uso, pese a que el complejo de toda una generación, a la que las puertas de las facultades estuvieron vedadas por falta de recursos, haya impulsado a que la máxima obsesión sea que hijos y nietos estudiaran en ellas sin pararse a pensar demasiado en las salidas profesionales, cada vez más escasas y difíciles.

Una pista nos la ofrecían esta misma semana las jornadas de Formación Profesional que se han desarrollado, un año más, en Zamora. Y donde se ha vuelto a poner de manifiesto la fortaleza de una rama de educación que comienza a librarse del "sambenito" de "segundona" frente a la Universidad. Gran parte de ese cambio la ocasiona la industria 4.0, nacida al amparo de las nuevas tecnologías. Hablamos de esos nuevos empleos, de esos futuros puestos que aún no han empezado a desarrollarse.

En esas jornadas organizadas por la Consejería de Educación, oportunamente tituladas "Mira por tu futuro", ha vuelto a evidenciarse la excelente salud de la que gozan los módulos impartidos. El 80% de los que completan las enseñanzas encuentra trabajo antes de un año. En Mecatrónica, grado superior ofrecido en el IES la Universidad Laboral zamorana, la empleabilidad es del 100%: son las empresas las que tienen que esperar a los futuros trabajadores formados concienzudamente en mantenimiento, robotización, nuevas tecnologías y programación. Los éxitos cosechados continuamente por los alumnos en certámenes internacionales en dura competencia con países punteros, de China a Estados Unidos o Alemania, y no siempre con ventaja en recursos.

Un éxito basado en el esfuerzo de los estudiantes, pero también en el de los profesores que procuran estimular a sus alumnos y que no tienen reparo alguno en ponerse a punto y desarrollar nuevas técnicas de enseñanza como las clases invertidas demostradas en el último día de unas jornadas que, verdaderamente, pueden mostrar la senda del futuro.

Porque de eso trata la intención anunciada por el director general de FP Agustín Sigüenza en el mencionado seminario. Como en la Universidad, el reto está en que el empleo que se genera alrededor de este tipo de enseñanzas sirva, además de para trazar un porvenir próspero para sus titulados, para que ese empleo se cree en la tierra que los forma, en Zamora. Para lo cual resulta indispensable que la oferta académica se adapte a la demanda del tejido productivo local. Aquí se abre otro gran interrogante, dado que los agentes sociales están de acuerdo en que el mercado laboral zamorano necesita un cambio urgente para afrontar unos problemas estructurales arrastrados durante décadas.

El sector forestal y el agroalimentario son dos de las ramas apuntadas en el seminario, la primera por el potencial del Medio Ambiente en la provincia, además del éxito del primer ciclo implantado ya en la capital, y la segunda por la evidente pujanza de una industria que atiende a una demanda exigente y que tiene cada vez mayor conocimiento de lo que quiere comer y beber. La importancia del sector ovino y de esa futura Escuela Nacional de Industrias Lácteas es obvia. Pero, además, deben cuidarse otras ramas para que la producción permita dimensionar a las empresas y puedan ampliar plantilla. La gastronomía, con grado medio en cocina y hostelería y grado superior en dirección de cocina es otro campo con inmensas posibilidades en una Zamora en la que se apuesta por el turismo.

Y también, por qué no, buscar las vías para recorrer el camino inverso: ese excelente nivel alcanzando en las ramas como informática o mecatrónica debe traducirse en otro esfuerzo de la mano del empresariado y de las administraciones que abran la puerta a la instalación de empresas de tecnología. Lo importante es mantener esa conexión entre el mundo laboral y el de la enseñanza para abordar con éxito el futuro de miles de zamoranos. Así se podrá hacer frente tanto al reto demográfico a través del empleo como al de la consolidación de una Formación Profesional que está dando frutos en la cualificación del alumnado, la clave para garantizarse un trabajo en medio de la vorágine del cambio de modelo económico.