El 1-O va a seguir dando que hablar, precisamente ahora, cuando sin miedo los catalanes silenciosos empiezan a hablar y lo cuentan todo, sin tapujos. Hace unas fechas conté la conversación mantenida con Carlos Herrera por una abuela escandalizada y temerosa a propósito del adoctrinamientos que hace el nacionalismo en colegios y guarderías. Pues bien, la Fiscalía de Lérida ha recibido sendas denuncias de distintas madres de una misma escuela, "Escola Mossén Vives" de La Seu D'Urgell, por incitar al odio a menores de edad en relación a unos hechos sucedidos en la fecha de marras que tanto está dando de sí.

La primera denuncia recoge expresiones como que "quienes no voten pueden ir a la cárcel", "la Guardia Civil es mala y pega a la gente" y "hay que votar por Cataluña", expresiones todas ellas utilizadas por los profesores, en horario lectivo. Otra madre denuncia concretamente a una maestra que puso como deberes a su hija que acompañara a sus padre a votar, profiriendo expresiones como que el paro promovido por el Govern y las entidades independentistas se hizo "porque han pegado a la gente que quería votar y han matado a una persona" y "los Mossos han defendido a la gente y la Policía Nacional y la Guardia Civil no". ¡Tiene cullons!

Es lo que tiene el pensamiento único, hay que cortar el de toda la ciudadanía catalana por el mismo patrón y el que no se ajuste al patrón es señalado de inmediato como facha, ladrón, asesino y no sé cuántas lindezas más. No se puede lavar el cerebro de los niños de esa forma torticera, perversa y ruin. A los niños hay que enseñarles otros principios basados en el amor, en la solidaridad, en los valores en general y dejarse de torturarlos con ese odio que pretenden enquistar en su corazón y su cerebro. No me extraña que algunas madres hayan puesto el grito en el cielo. Ya está bien de manipular a sus hijos.

Es tremendo que 200 alumnos del Instituto de Educación Secundaria El Palau de Sant Andreu de la Barca se hayan concentrado a las puertas del centro para pedir respeto hacia sus compañeros hijos de guardias civiles que, en los últimos días, han expresado su malestar por el trato recibido por parte de algunos profesores y alumnos. Hasta ahí llega el odio, hasta amenazar y hacer la vida imposible a los compañeros de clase que tienen la suerte y el honor de tener un padre Policía Nacional o Guardia Civil. Porque es un verdadero honor ejercer la profesión de garante de la Ley y el Orden y encima ser tolerante cuando un grupo, por grande que sea, de indocumentados y facinerosos, se saltan la Ley y el Orden a la torera.

Que alumnos catalanes hayan tenido que pintar en las paredes del centro educativo, frases en defensa de la Guardia Civil y proclamas como "Stop adoctrinamiento" da una idea muy clara del grado de hartazgo que sufren quienes piensan en libertad, quienes no se dejan coaccionar, ni ensuciar el corazón, ni lavar el cerebro con la tinta del odio que todo lo embadurna y envuelve. Llevan años incitando a los niños y a los jóvenes al odio y si se está a tiempo, hay que empezar a tomar cartas en el asunto para que la estupidez no vaya a más. Por favor: "make love and do not incite hatred!" Traduzco para los no catalanes: "Haz el amor y no incites al odio".