Actualmente, por suerte, y por más que desde algunos lados, que ya sabemos cuales son, se siga negando empecinadamente, lo cierto es que la mujer ha accedido de pleno a todos los puestos y cargos en la sociedad, por justicia, por méritos y trabajo propio, no por ser mujer y tener que cumplir una cuota, como algunos quisieran y tratan de imponer. Hoy, en España, como en todo el mundo, aunque en unos países más que en otros, las mujeres han copado ya la mayoría o casi en sectores tan fundamentales como la medicina, la judicatura, la enseñanza, el periodismo y otros. Los vividores de la ideología de género mantienen la queja de que ellas ganan menos, pero eso es falso porque en las mismas circunstancias de cargo, de categoría, de horarios, de antigüedad, los salarios suelen ser iguales.

Lo mejor, con todo, es que esta situación se ha tomado como un hecho natural y lógico, una igualdad laboral y humana y a todos los niveles y con todos los derechos, y la sociedad se muestra satisfecha y orgullosa, en general, de este acceso de las mujeres a cualquier responsabilidad. No solo eso, sino que son preferidas, en bastantes casos, a los hombres. No se sabe exactamente lo que ocurre en otras profesiones, pero según estudios muy recientes, desarrollados en Estados Unidos, en Inglaterra, Japón y también en España, los pacientes prefieren ser atendidos por mujeres médicos - no me gusta lo de médicas - que por hombres. Una opción satisfecha en muy variadas y numerosas ocasiones, dado que hay tantos profesionales de la medicina mujeres como hombres en consultorios y hospitales aunque la impresión es que incluso hay ya más mujeres. Algo sin embargo que no confirma la colegiación, con un 53 por ciento de médicos varones, aunque puede deberse a que no todos los registros estén al día.

Los pacientes, según estos informes, prefieren tener como médico a una mujer por diversas razones, aunque seguramente no conozcan el dato estadístico que puede ser considerado, en opinión de los expertos, como muy significativo, de que existe un 4 por ciento menos de riesgo relativo de muerte en caso de ser atendido por una médico, si bien es una referencia solo para mayores de 65 años. Pero al margen de ello, señalan diversas ventajas en las que creen, como que su formación profesional suele ser mejor y más profunda, que se muestran más cercanas y comprensivas con el enfermo, con el que tienden a dialogar, estimulando sus preguntas y objeciones, y dando cumplidas explicaciones. Mayor empatía en una palabra, e incluso dedicación que se concreta en un dato: las consultas de las mujeres médicos dan una media del 10 por ciento más de tiempo empleado con los usuarios.

No obstante, hay algunos aspectos en los que ganan claramente los hombres, como el de que los médicos suelen reaccionar con más rapidez y control de la situación en casos de emergencia, y sobre todo el referido a las intervenciones quirúrgicas. Porque ahí sí que cambia ya la cosa. Aunque es evidente que hay muchas cirujanas, y tan buenas en lo suyo como los que más, parece que cuando llega la hora de entrar al quirófano, el enfermo o la enferma prefieren ser operados por un cirujano.