Habiendo fallecido a la temprana edad de veintiséis años el rey Fernando IV "El Emplazado", le sucedió en el trono su hijo Alfonso XI cuando solo contaba un año de edad.

Consecuentemente, se hizo necesario nombrar un consejo de tutoría de entre los nobles, que se dividieron en dos bandos en lucha por conseguir la tutoría del rey niño. Por una parte, el infante don Felipe, y por la otra el infante don Juan de Haro. Ambos consiguieron importantes apoyos de nobles y militares para su respectiva causa.

La reina abuela doña María de Molina trató de mediar para que pactasen ambos bandos, a lo que se negaron los partidarios de don Juan. En las Cortes de Burgos de 1315 se puso de manifiesto la gran influencia de doña María de Molina, aunque las hostilidades entre don Juan y don Felipe siguieron latentes. Con esto andaban las ciudades desgobernadas y con bandos en favor de uno u otro magnates.

El infante don Juan Manuel, en alianza con don Juan "El Tuerto" vinieron contra don Felipe que se encontraba en Zamora, pero las gentes de esta ciudad, junto con las huestes de don Felipe, salieron al encuentro de los atacantes, avistándoles cerca de Corrales, donde celebraron negociaciones sin llegar a acuerdos, quedando para custodiar la ciudad de Zamora el infante don Felipe.

Llegó el rey a los catorce años y quedaron extinguidas las tutorías que pretendían los infantes don Juan "El Tuerto", don Felipe y don Juan Manuel. Pero dio comienzo la privanza de don Alvar Núñez Osorio y continuaron las frecuentes alteraciones en el reino (ya había fallecido doña María de Molina el 1 de julio de 1321).

Desde 1325, año en que se declaró extinguida la tutela del rey Alfonso XI, comenzaron las sangrientas turbulencias producidas por el favoritismo que el rey tenía para don Alvar Núñez Osorio.

Después de celebrar Cortes en Medina del Campo, vino el rey a Toro, donde se supo que don Juan "El Tuerto" conspiraba intentando enfrentar a los reyes de Aragón y Portugal contra el Rey Alfonso de Castilla. Para impedirlo y castigar su deslealtad, convocaron los validos del rey a don Juan para que viniese a Toro, a donde vino el 30 de octubre de 1326, siendo muy cariñosamente recibido por el monarca que le invitó a comer para el día siguiente.

Al acudir don Juan a la hora de la comida, acompañado de Garci-Fernández Sarmiento y Lope Aznárez de Fermoselle, no bien entraron en la casa, fueron los tres alevosamente asesinados. Tan horrible escarmiento hizo huir del reino a los cabecillas que conspiraban contra el rey, dejando libre el campo a las ambiciones insaciables de los favoritos. Don Alvar Núñez recibió en premio la villa de Belver y el castillo de Zamora, que formaban parte de lo que había sido confiscado en favor de la corona a don Juan "El Tuerto", cuyo apodo le venía por haber perdido un ojo en una batalla.