Coincidiendo con la celebración del Día de Navarra, Podemos celebró en Alsasua un acto de apoyo a los ocho radicales detenidos por agredir brutalmente a dos guardias civiles y a sus parejas hace poco más de un mes en la misma localidad navarra donde Podemos aprovechó la coyuntura para festejar allí una reunión abierta a la ciudadanía. Los Podemos boy's, todos del mismo pelaje, llamaron a ese encuentro "una comida de empresa". Como no podría ser de otra forma, el partido morado es partidario de que los energúmenos encarcelados sean juzgados en Navarra. Y no solo eso, los apoyaron abiertamente hace una semana en una manifestación en la que se pedía la libertad de semejantes malas bestias, arropando con su calor morado a las familias de los detenidos.

¡Madre mía, la que se hubiera armado, con sus secuelas diarias, si la paliza hubiera sido al revés! Si los guardias civiles hubieran propinado una serie de buenos mamporros a los violentos en defensa propia. Habrían pedido la abolición del benemérito Instituto, el Cuerpo 10 más valorado por la ciudadanía española, con las evidentes excepciones de Podemos, los nacionalistas de todos las raleas y, obviamente, los hijos de ETA. Todos conocemos el apoyo público que Podemos presta al entorno abertzale, a los presos, a los agresores, a los que intimidan, a los que extorsionan y matan. No nos pilla de sorpresa cualquier arranque, oyendo a Pablete considerar hombre de paz a un tal Otegi, que si no empuñó propiamente la nueve milímetros si dio más de una orden en ese sentido.

No me extraña que la madre del teniente que sufrió una fractura de tobillo y numerosas contusiones se quejara preguntándose "¿Por qué Podemos no viene a apoyarnos a nosotros?". Eso sería lo lógico. Eso sería lo natural. Los Podemos ni son lógicos, ni son naturales, ni son coherentes, ni defienden la paz. Prefieren apoyar la violencia y a los violentos a los que constantemente disculpan. Lamentablemente ni aún en un hipotético Gobierno de Podemos, semejante caterva apoyaría a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Estimo que intentarían cargárselos por decreto. Con semejantes especímenes nunca se sabe.

La buena madre del teniente de la Guardia Civil también se pregunta "¿Por qué del otro lado, el de la Ley y el Orden, no pueden manifestarse?". Le asiste toda la razón. Pero eso, en lugares como Navarra, Cataluña y País Vasco es impensable. Allí, estas y otras cuestiones tienen una única dirección: la de sus intereses secesionistas. Lo demás sería considerado como un atentado, una injerencia, una intrusión en toda regla. No caen en la cuenta de que digan lo que digan y se pongan como se pongan, viven en España, se llame el trozo que ocupan Alsasua, Mollerusa o Amurrio, me es indiferente.

Las comidas de empresa de Podemos llevan una carga malintencionada de apoyo a la violencia, al separatismo, al libertinaje, al terrorismo, a la división, a la confrontación. Amparo para los violentos, olvido y orfandad para las víctimas. Menos mal que la mayoría de españoles no estamos por esa labor, a pesar de la desafección de los más jóvenes.