Los revolucionarios como el finado Fidel Castro me hacen mucha gracia. Yo no digo que, a lo mejor, quién sabe, no iniciase la revolución que acabó con Batista preso de unos ideales estupendos. Pero solo eso. En cuanto tocó poder, Castro fue a lo suyo que no era precisamente lo de los demás, entendiendo por tales al pueblo cubano. Porque una cosa es formar parte del régimen y otra muy distinta jalearlo por imperativo gubernamental. Lo hemos visto tras su muerte, mucha plañidera, mucho "plañiderismo" bien orquestado por el sistema.

Que Fidel Castro era un mujeriego impenitente, un hombre al que le gustaban las faldas más que a un niño una piruleta se sabía perfectamente dentro y fuera de la isla. El río revuelto de la revolución le sirvió para encamarse con más de dos y más de tres camaradas. Que Fidel Castro era uno de los mandatarios más ricos del mundo, se sabía no tanto dentro como fuera de Cuba donde, precisamente, tiene las posesiones y el dinero en dólares que ha acumulado en tantos años de dictadura comunista.

Ya en 2006, la revista financiera "Forbes" anunciaba o puede que advirtiera que Fidel era uno de los líderes más ricos del mundo con una fortuna calculada en 900 millones de dólares. Por eso cuando oía hablar de la austeridad del comandante me entraba la risa. A Fidel siempre le gustaron, no sé si por ese orden, el lujo y las mujeres. Tiene mansiones repartidas por todo el mundo. Y a esa fortuna hay que añadir los picos que reparte por distintos paraísos fiscales. Y los cubanos pasando hambre y necesidades.

Si Cuba hubiera sido el paraíso que propugnaban los Castro, jamás hubiera habido disidentes, no habría tantos cubanos en el exilio y las cárceles no existirían, sin embargo se reparten por todo el país y están llenas, y no de delincuentes, sino de presos políticos que son peor tratados que si asesinos fueran. No hay más que ver lo bien que ha tratado el régimen a los etarras huidos de España.

La abultada fortuna de Castro no es una tontería y da qué pensar. La riqueza jamás revirtió en el pueblo, se fue directamente a la cuenta nada corriente de Castro. Formar parte de la lista de los diez líderes más ricos del mundo no es baladí, por mucho que el comandante hablará de "infamia", de "libelo" y que adoptaría medidas legales que nunca adoptó porque estaba pillado de medio a medio. Pero es que, además, contaba con 20 mansiones, digo mansiones, no pisos o chalés adosados, una isla privada en Cayo Piedra, tres yates y no sé cuántas fruslerías más. Todo ello forma parte de los secretos mejor guardados de la revolución cubana. Y es que, Fidel nunca renunció a las comodidades del capitalismo ni nunca jamás escogió como "modus vivendi" la austeridad.

Por eso me hacen gracias los comunistas estos de pacotilla que se esconden en el populismo y que llevan las misma trazas capitalistas del comandante. Que nadie se deje engañar por la camisa a cuadros sudada o el aspecto de mileurista. Fidel ha dejado muchos alumnos aventajados en Europa y en América. Lo lamentable es que algunos vivan entre nosotros y hayan alcanzado, por supuesto, democráticamente, las más altas instancias del país. La vida oculta de Fidel Castro pone al descubierto la mentira de sus apariciones públicas. Había en su vida un surtido armario más allá del uniforme de campaña y los chándales de los últimos años. Y es que una cosa, Pablete, es predicar con el comunismo y otra muy distinta seguir el ejemplo al pie de la letra.