La libertad de expresión es un derecho fundamental que recoge nuestra Constitución en su artículo 20. En él se reconoce y se protege el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones, pero también se establece el límite de esa libertad en "el derecho al honor y la propia imagen".

Usted, señor Posado, haciendo uso de ese derecho constitucional, ha violado la propia Constitución en la que se ampara, porque ha sobrepasado los límites de su libertad, faltando al honor y a la imagen de cientos de miles de españoles.

Usted, señor Posado, afirma en su artículo, publicado en el diario La Opinión-El Correo de Zamora el pasado día 13, que: "El grupo político que preside Mariano Rajoy, está corrompido desde la base hasta la cúpula? desde el militante de base hasta el Comité Ejecutivo Nacional". Acusa usted del grave delito de corrupción a más de 800.000 personas que son militantes y constituyen la base del Partido Popular; entre ellos más de 22.000 concejales y alcaldes, y a varias decenas de personas que forman el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular. En defensa de todas esas personas, entre las que yo me incluyo, le exijo a usted, señor Posado, que nos pida disculpas públicamente por la muy grave ofensa que nos ha inferido.

Acusa también al Partido Popular de : "Ejercer presión sobre el poder judicial"; lo que en sí mismo también es un delito y un menosprecio inaceptable hacia el poder judicial al que acusa de ser "presionable" cuando tilda de "exitosa" esa presión.

Discúlpese también ante el Poder Judicial al que ha ofendido y a propósito del Poder Judicial, debería usted recordar que no fue el Partido Popular quien "expulsó a Baltasar Garzón de la carrera Judicial". Fue el Tribunal Supremo, el máximo órgano jurisdiccional español quien le condenó, por unanimidad de los 7 magistrados, a 11 años de inhabilitación al considerarle culpable de delito de prevaricación; es decir por "dictar resoluciones injustas a sabiendas", delito que en el caso de un juez cobra especial gravedad.

No entraré a valorar las descalificaciones e insultos que dedica a algunos de nuestros principales dirigentes nacionales. El insulto es algo que acostumbra a hacer con frecuencia. Aún recordamos cuando comparó al que entonces era su máximo dirigente regional, Óscar López, con Stalin.

Tampoco es usted el mejor referente para quienes sentimos vocación por la política; pues es bien conocido su tránsito por diferentes partido políticos en los que, por cierto, no ha gozado de mucho apoyo de los ciudadanos. Pero eso es otra cuestión?

(*) Diputado del PP por Zamora