En España aún se sigue confiando en las encuestas, por lo que parece, y ello tras el fiasco de las elecciones generales, tanto de diciembre como de junio, cuando en la primera convocatoria los sondeos daban como segundo partido más votado a Ciudadanos y los de Rivera quedaron los últimos, y cuando en la vuelta a las urnas las mismas encuestas daban por hecho que Podemos iba a adelantar en número de votos y escaños al PSOE y resultó lo contrario, siendo los socialistas el partido más votado después del PP. Aun así, que se siga confiando en las encuestas debe ser porque en algo hay que confiar.

Ahora lo que cuentan son los pronósticos conocidos en torno a las elecciones en Galicia y el País Vasco del próximo domingo. Especialmente las de las provincias vascongadas, que tienen pendiente al Gobierno en funciones y a los líderes de los grupos de la oposición con opciones, o sea a Rajoy y a Pedro Sánchez. El PP espera que los nacionalistas del PNV, que son y han sido siempre la derecha pura y dura de aquel territorio y que no renuncia ni ha renunciado nunca al independentismo, necesite de su apoyo para seguir gobernando en Euskadi, y corresponda a su vez dando el sí a una segunda investidura de Rajoy. Es la última posibilidad del PP y tal vez de Rajoy. Porque el PSOE no va a ceder pese a tantas presiones. Si más adelante las terceras elecciones se convocan y los populares cambian de candidato podría desbloquearse la situación, con una abstención socialista. Más, tampoco, aunque una coalición entre PP y PSOE, mandando a la oposición a C´s y Podemos, sería una gran solución. Encima, y de atender a las últimas consultas publicadas, pudiera ser que el PNV en quien se apoye al final para obtener la mayoría sea en el PSOE y no en el PP, porque es lo que prefieren sus militantes según un sondeo, y porque los socialistas parece que van a conseguir más escaños que el PP al que se prevén unos muy pobres resultados. Pero ello tampoco concederá más posibilidades a un Pedro Sánchez que sigue buscando, al menos eso pregona en los mítines de las campañas, un entendimiento con Podemos y con Ciudadanos. Si un pacto con Iglesias es difícil, con Rivera es imposible de todo punto, y a ellos mismos, ya dispuestos para acudir a votar de nuevo en diciembre, no se les oculta una realidad tan patente como invariable. El líder de C´s, que ya habla como si fuera del PP, su socio, aunque de vez en cuando lance pildoritas doradas contra Rajoy, para contentar a los que aún confían en él, ha contestado a Sánchez que con quien tiene que tratar no es con los suyos, con los barones, los amos del PSOE.

Donde no se vislumbran problemas es en Galicia, pues las encuestas dan mayoría absoluta a Feijóo, y eso pese a sus constantes paseos con cargos del PP imputados, una muestra andante de cómo se lucha contra la corrupción del lugar. El caso Patos con excargos populares implicados; un presidente de Diputación que se llama a sí mismo "el cacique bueno", inhabilitado por prevaricación continuada; y otro, su hijo, que ocupa igual cargo en la misma institución, como si fuese patrimonio heredado, siendo investigado por presunto ofrecimiento de trabajo a cambio de sexo. Y les votan.