Manuel Godoy, valido del rey de España Carlos IV de Borbón, ambicionando convertirse en rey de un reino independiente entre España y Portugal, suscribió el Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807. En él se estipulaba la invasión militar conjunta franco-española de Portugal y se permitía el paso de las tropas francesas por territorio español.

Napoleón había decretado el bloqueo continental que prohibía el comercio de productos británicos en el continente europeo. Portugal, como aliado de Inglaterra, se niega a acatar el bloqueo y Napoleón decide su invasión. Representantes plenipotenciarios del valido Manuel Godoy y de Napoleón Bonaparte firmaron aquel tratado en el que, a cambio de cederle la parte sur de Portugal a Manuel Godoy, que la disfrutaría a título de príncipe de los Algarves, haría la contraprestación de autorizar que pasaran por España, camino de Lisboa, 28.000 soldados franceses, más una segunda expedición de 40.000 acuartelada en Bayona. Otras dos partes de Portugal se las repartirían entre los reyes de Etruria y Francia.

El resultado fue que el ejército expedicionario francés atravesaba España el 18 de octubre de 1807, al mando del general Junot y por la frontera portuguesa de Alcántara llegaba a Lisboa el 30 de noviembre. El día anterior, la familia real portuguesa y otras quince mil personas se exiliaban hacia Brasil, donde quedaría fijada la Corte hasta 1821.

La presencia de tropas francesas en España siguió aumentando y el pueblo español comenzaba a verlas como algo amenazante, pues en lugar de continuar transitando hacia Portugal fueron ocupando diversas localidades como Burgos, Pamplona, Salamanca, San Sebastián, Barcelona o Figueras. Esta ocupación "amistosa" terminó por alarmar al propio Godoy.

El 17 de marzo de 1808 se produjo el Motín de Aranjuez, que provocó la caída de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la subida al trono de su hijo Fernando VII. En lugar de cumplirse el Tratado de Fontainebleau, Napoleón convocó a Carlos IV y Fernando VII en Bayona, obteniendo de ellos la abdicación a su favor, tras lo cual cedió la Corona a su hermano José I Bonaparte.

Para entonces ya se había producido en Madrid el Levantamiento del 2 de mayo contra la ocupación francesa del país, dando comienzo a la que se conocería como Guerra de la Independencia.