Se imaginan lo que los dirigentes de Ciudadanos estarían diciendo ahora, si en las recientes elecciones el PP hubiese perdido el 11% de sus votos y el 20% de los escaños obtenidos el pasado mes de diciembre? Rajoy, a quien Rivera no dejó de exigir los pasados seis meses que se apartase, pese a haber ganado las elecciones con claridad el pasado mes de diciembre, tendría que haber abandonado toda pretensión de formar gobierno.

Pero ahí le tienen a él, Rivera, y a sus más significados dirigentes? ni un atisbo de autocrítica. Es más, su primera reacción fue culpar a la ley electoral de su fracaso, la misma ley con la que nos hemos regidos desde hace casi 40 años.

Y Sánchez ¿qué le hubiera dicho a Rajoy si hubiese perdido 5 escaños y casi 100 mil votos? Si después de haber ganado Rajoy claramente en diciembre, Sánchez se negó no ya a negociar, ni siquiera a hablar, haciendo tristemente famoso aquel "no, no, no? ¿Qué parte del no, no ha entendido el Sr. Rajoy?". Pues nada, tampoco en Sánchez hemos escuchado nada de autocrítica pese a haber batido su propio récord de diciembre, llevando al PSOE al peor resultado de su historia , 85 escaños. Es más, la noche del pasado 26 de junio, Sánchez aparecía feliz porque la izquierda radical no los había superado.

La coalición Unidos Podemos, los que pensaban "asaltar el cielo", perdió en seis meses más de un millón de votos y tampoco a estos "regeneradores de la política" los hemos visto asumir responsabilidades; incluso se permitieron poner en duda la limpieza del recuento electoral y recurrieron al miedo como única explicación a su fracaso. En todo caso el miedo lo tendrían el millón largo de ciudadanos que en solo medio año decidieron retirarle su apoyo.

De manera que lo representantes de la "nueva política" han mostrado su incongruencia a las primera de cambio. Tanto exigir responsabilidades a los demás, pero ninguno de ellos lo han asumido a pesar de su estrepitoso fracaso.

La realidad que los sesudos encuestadores no supieron ver es que fue Rajoy el único que creció, y de manera bastante notable, casi setecientos mil votos más, 14 escaños más en el Congreso y una mayoría aún más abultada en el Senado.

En estos días leemos y escuchamos a opinadores, tertulianos y columnistas que, confundiendo sus deseos con la realidad, daban por amortizado a Rajoy y preveían un gran cataclismo en el PP. Tratan de ofrecernos explicaciones muy complejas para un resultado que ellos no acertaron vaticinar. Me parece que su explicación es mucho más sencilla: los españoles prefirieron la estabilidad, la moderación, la experiencia, la seguridad, la certeza frente a la incertidumbre, a la aventura y la deriva hacia el precipicio, de la misma manera que los pasajeros de un trasatlántico prefieren tener al frente del timón a un capitán tranquilo y experto que a grumetes cuyo único currículum es la juventud la inexperiencia.

(*) Senador popular por Zamora