Del naufragio del vapor Titanic se ha informado tan exhaustivamente que parece no quedar nada por decir; se han hecho películas, se han escrito libros y se han hecho todo tipo de comentarios, dando detalles sobre el buque, la tripulación y los pasajeros.

Un repaso a la prensa de aquellos días, más concretamente la prensa zamorana de los días 17 al 23 de abril de 1912, nos recuerda aquel desgraciado acontecimiento ocurrido en la noche del 14-15 de aquel mes de abril de 1912.

El miércoles 17 de abril, el Heraldo de Zamora publicó que había recibido un telegrama de Londres en el que se decía que el primer buque que salió en auxilio del vapor Titanic solo encontró los restos del buque y algunos botes canoas ocupados por los náufragos recogidos. La mayoría de los salvados eran mujeres y niños que manifestaron que, a pesar de la rapidez con que se fue a pique el vapor, el comandante y la tripulación supieron mantener la disciplina entre los viajeros evitando mayor catástrofe. Al hundirse el vapor se formaron enormes remolinos de agua que arrastraron algunos botes de salvamento.

Comentaba el periódico que era el mayor barco del mundo, que había salido el jueves 11 de Southampton -en su primero y último viaje- para Nueva York, llevando a bordo tres mil pasajeros y ochocientos tripulantes. El precio más caro del pasaje era de 21.525 francos y el más barato, para los pasajeros de tercera 215 francos (la centésima parte).

Se habían embarcado en el Titanic 75.000 libras de carne, 15.000 botellas de cerveza, 10.000 botellas de vino y 12.000 de agua mineral. Se describía al gigantesco buque como un maravilloso trasatlántico con enormes máquinas, hélices poderosas, salones dignos de palacios, jardines, bibliotecas, lujosas cámaras, orquesta, periódico diario, telegrafía, etc.

Destacaba el periódico zamorano que, entre las víctimas españolas del naufragio del Titanic figuraba el señor Víctor Peñasco y su esposa Pepita Pérez de Soto, persona conocida en Zamora, donde no hacía mucho tiempo pasó una corta temporada al lado de sus hermanos los señores Requejo (Manuel). Sin fijar en principio el número de víctimas, se hacía referencia a los viajeros salvados en el Carpathia y otros buques que recogieron gran número de náufragos, que continuaron viaje, en los barcos que los salvaron.

Se decía que Víctor Peñasco era hijo del difunto cronista y concejal de Madrid, Hilario, a cuyo nombre había rendido tributo la Corte dando su nombre a una calle.

En días sucesivos, la prensa transmitía la versión que daban los propios supervivientes, que contaban que, al ocurrir los primeros choques con los témpanos los viajeros no se asustaron, pues parecía que el buque no había sufrido más que algunas averías en el casco. Sin embargo, el buque comenzó acto seguido a inclinarse por una de las bandas, y se dio principio por la tripulación a organizar las medidas de salvamento del pasaje. Todas estas operaciones se ejecutaron con el mayor orden y entre tanto comenzaron a expedirse los radiogramas dando cuenta de la situación angustiosa en que el buque se encontraba y que fueron recibidos por el Carpathia. Los hombres que se había apresurado a tomar sitio en los botes salvavidas abandonaron sus puestos sin la menor protesta al ser requeridos por la oficialidad, y siempre con el mayor orden y mientras el buque seguía inclinándose fueron tomando asientos en las faluchas los niños y las mujeres. Algunas, sin embargo, al ver que sus maridos no eran designados para tomar sitio en las embarcaciones, rechazaron el ofrecimiento y abrazándose a sus esposos, manifestaron que saldrían del buque cuando se fueran sus maridos. Tres pasajeros de nacionalidad italiana fueron muertos a tiros por la oficialidad al desatender las órdenes que les daban de desocupar las canoas en que se apresuraron a colocarse. A medida que las lancha se llenaban eran arriadas al agua. Cuando no quedaron mujeres por embarcar empezaron a ser salvados los hombres. Las lanchas remaron denodadamente para alejarse del buque, pero cuando se hallaban aún muy cerca y todavía seguían a bordo las operaciones de salvamento, el buque se hundió de proa, desapareciendo bajo las aguas.

La citada Pepita Pérez de Soto, hermana política del zamorano Manuel Requejo, que se creía ahogada, resultó entre las personas salvadas por el Carpathia; no así su esposo Víctor Peñasco del que no se volvieron a tener noticias.

Varios días después, la prensa continuaba comentando detalles del naufragio, destacando que los músicos de a bordo, en medio de la terrorífica situación permanecieron tocando como si estuvieran en un concierto, sin salvarse ni uno de ellos.