No es la primera vez ni mucho menos que el presidente de la Junta de Castilla y León y presidente regional del PP, Juan Vicente Herrera, se enfrenta, o eso parece, con la cúpula de su partido y con el Gobierno de la nación en defensa de los legítimos intereses de la comunidad autónoma. Han sido varios los casos, y sonados, como cuando Herrera pidió la dimisión de Soria, el dimitido ministro de los papeles de Panamá, por su insensibilidad respecto a los problemas de la minería, o como cuando al inicio de la debacle imparable del PP, tras las elecciones de mayo de 2015, el presidente regional se significó públicamente al cuestionar la candidatura de Rajoy para los comicios generales, aconsejándole que se mirase al espejo antes de tomar una decisión.

Ahora se enfrenta decididamente a Montero, el polémico ministro de Hacienda, que ha incluido a Castilla y León entre la mayoría de las autonomías que durante el pasado año no han cumplido las previsiones de déficit, lo que ha hecho aumentar la deuda pública del estado y no poder cumplir con Bruselas. Herrera reconoce que así ha sido, por lo que exige una financiación suficiente para ajustar debidamente los servicios que la Junta gestiona teniendo en cuenta la singulares características de la comunidad en cuanto a superficie, población, dispersión y envejecimiento. Y advierte al responsable de Hacienda que si se plantean recortes en los planes de disponibilidad de gasto, en función a los resultados últimos, el Ejecutivo autonómico sabrá dar respuesta jurídica.

No está solo el PP en esta toma de postura porque los partidos de la oposición, sin excepciones, han sellado con el máximo mandatario de la región un acuerdo para la defensa de los intereses de Castilla y León y que se basa como fundamento principal en que el actual modelo de financiación se hace claramente insuficiente, lo que origina un reparto injusto del déficit, lejos de la armonización fiscal exigible en todos los casos. Al igual que ha ocurrido en anteriores ocasiones, no llegará la sangre al río, porque pese a todas las amenazas ministeriales no habrá otra solución que buscar una salida común a la situación planteada que permita respirar y satisfaga a los gobiernos regionales y sus necesidades, pues lo que no se puede dejar de tener en cuenta es que son casi todas las autonomías afectadas, lo que parece dar una idea cabal de que el modelo seguido no debe ser el acertado.

Pese a lo cual, y pese al respaldo unánime de la oposición, la actitud del presidente Herrera, no solo en esta ocasión sino en las anteriores, semeja más un gesto y un postureo, de cara a confirmar y realzar su liderazgo, que un enfrentamiento real con otros dirigentes de su partido. Por lo que aun sosteniendo contra viento y marea el mantenimiento de la calidad, ya muy rebajada por la crisis, de los servicios públicos, la región, lo mismo que todas las que están en su caso y circunstancia, lo que habría de hacer, igualmente, es recortar drásticamente los gastos en todo lo que no sean materias básicas, como la salud y la sanidad, gastos superfluos y pródigos. La deuda autonómica es insostenible y cada día más.