Zamora, que es una magnífica ciudad para pasear, para tapear, para disfrutar, para vivir e incluso para soñar, aunque los sueños, sueños son y la realidad no nos ayuda mucho, se ha convertido en un impresionante tablón de anuncios. Cualquier fachada es válida, para que la empresa o el "coloca carteles" de turno, provisto de un buen rollo de papel celo y los carteles que anuncian cualquier cosa, mayormente cursos de todo tipo y condición, te empapelen la fachada y se queden tan oreados.

Estimo que el Ayuntamiento debe tomar cartas en el asunto. Y de forma urgente. Porque Zamora se está ensuciando a pasos agigantados. Hay cosas que también requieren la atención municipal y esta no es una tontería. Comunidades de vecinos hay que están empezando a fotografiar el nuevo empapelado de las fachadas de sus inmuebles por si se ven obligados a pedir algún tipo de responsabilidad a la empresa anunciadora, por pequeña que esta sea.

Usted no puede pagar a un chaval o una chavalita para que le coloque los carteles de su academia o de vaya usted a saber, y el chavalito, chavalita o señor de turno, lo estampe en la primera fachada que encuentre más a mano. No creo que quieran eso. Porque poco les dura el efecto publicitario ya que los vecinos lo retiran "ipso facto". No hay derecho a lo que está ocurriendo. No se puede consentir semejante 'atentado'. Porque, esa forma de empapelado, es un atentado contra la estética.

Creo que el Ayuntamiento bien puede tomar cartas en el asunto. Porque si los ciudadanos de esta noble y leal Zamora, tuviéramos lo que hay que tener, en lugar de dejarnos llevar por la inercia de la nada, deberíamos, tras las pertinentes limpiezas pasarle la factura correspondiente al Consistorio. A lo mejor así se les hacía reaccionar. Que, oiga, me parece muy bien todo lo que el Gobierno municipal se trae entre manos a gran escala. Pero no hay que descuidar la pequeña escala. Y la vida ciudadana se compone de pequeñas cosas.

Cualquier día me veo a las comunidades de propietarios haciendo cola y pidiendo responsabilidades económicas, a las puertas de las academias, los bares, los restaurantes, las salas de fiesta, todo ese maremágnum de anunciantes que confían tan valiosa mercancía a unos desaprensivos que los pegan en los lugares menos indicados. Con razón. Con más razón que un santo. Invito al alcalde de Zamora a que se dé una vuelta por la ciudad, de riguroso incógnito, o no, y compruebe que no hay exageración alguna. Pero que lo haga antes de que se retire todo el papeleo en cuestión. O que hagan como en campaña electoral, que pongan paneles por toda la ciudad y, ¡hala!, todo el santo día a pasárselo bomba pegando cartelitos.

Zamora merece un respeto. Y las comunidades de vecinos también y no que se han convertido por mor de esta desagradable modo, en objetivo prioritario de unas empresas irresponsables que encargan semejante función al primero que encuentran con el resultado que ya todos sabemos.