Cómo ha cambiado el cuento con el paso del tiempo! El interés (pago por el arrendamiento del dinero) se encuentra ligado a la historia del propio dinero y a los bancos después. Ya en la Biblia encontramos reminiscencias en, por ejemplo, "la parábola de los talentos" de Mateo. Sin embargo, en la Edad Media, la religión cristiana veía como un pecado (la usura) el préstamo con intereses justificando el hecho de que se creaba dinero desde la nada, por el simple hecho de prestarlo. En base a esto, eran los judíos los que se dedicaban al préstamo convirtiéndose en los núcleos del negocio bancario dando lugar a los primeros casos de préstamos y banca. En el Renacimiento, se consideraba como "justa compensación" por el beneficio que obtenía el prestamista. Y, hoy, el interés se establece como algo legal y, además, está regularizado.

El pasado 10 de marzo, el presidente del BCE (Banco Central Europeo), Mario Draghi, habló y dijo: que se baje el tipo de interés de referencia desde el 0,05% al 0%. Que se amplíen las compras mensuales de deuda hasta un máximo de 80.000 millones de euros. Que a los bancos que tengan su dinero custodiado por el BCE se les cobre el 0,4%. Que a los bancos que decidan renegociar en préstamos el dinero del BCE se les pague el 0,4%.

Todas estas medidas, que como saben no son nuevas (repercutirán directamente en la deuda, provocando un descenso del euríbor beneficiando a los prestatarios, pero perjudicando a los ahorradores), se ponen con la intención de activar la actividad económica de la Eurozona porque existen varios frentes abiertos que acrecientan el temor de nuevos riesgos: Brasil, China, Rusia, volatilidad de las materias primas, posible abandono del Reino Unido la Unión Europea, la no predisposición de los Gobiernos a seguir aplicando reformas?

Las reacciones no se han hecho esperar. La banca, por ejemplo, son conscientes de que les surge el problema de que el negocio de toda la vida (captar dinero de los ahorradores para prestarlo a quien lo necesite) tiende también a cero. En consecuencia tendrán que tirar, de nuevo, de la ingeniería financiera para ofrecer a los ahorradores algo donde puedan depositar sus caudales y obtener algún beneficio. Esta experiencia ya la hemos sufrido. Se llevó a cabo no hace mucho y algunos aún están padeciendo los nefastos resultados. Otra solución pasa por subir las comisiones de intermediación o crear alguna donde antes no la había.

Malos tiempos, por tanto, para el ahorrador. Los amantes de los depósitos o las Letras del Tesoro se han puesto el traje de luto al ver que ahí no hay rentabilidad. No es de extrañar: a los bancos les resulta más económico, por ejemplo, acudir a financiarse al BCE que tomar prestado el dinero de sus clientes. Si se quiere algo de rentabilidad, el ahorrador se tiene que convertir, por necesidad, en pequeño inversor y asumir algo (bastante) de riesgo. El 2015 no ha sido bueno para la renta variable y del 2016 prefiero no hablar todavía porque los comienzos han sido horribles. Eso sí, el ahorrador no lo tiene todo perdido. En los momentos actuales, le queda la alegría de pensar que al ser la inflación negativa, llámese deflación, ha visto que su poder adquisitivo ha mejorado. Efecto inverso para los que tienen concedido un préstamo que deben más de lo que le prestaron.

El BCE, en su lucha por mantener a raya la inflación, ha caído en la trampa de la deflación. ¿Es malo? Pues posiblemente no. Se crea un mal menor para atajar otro mayor. El objetivo constante del BCE es que la inflación ronde el 2%. En principio, no lo está consiguiendo, ni de lejos, porque se encuentra en terreno negativo. En España, por ejemplo, en febrero, se sitúa en el -0,8% anual ¿Deflación? Sí, si atendemos al valor absoluto. Ahora bien, la inflación subyacente (no se tienen en cuenta los precios de la energía ni los alimentos) se sitúa en el +1%. A nivel europeo no hay mucha diferencia con respecto a los datos españoles. Con esto quiero decir, que la deflación existe, pero con matices. Ante estos datos, me temo que algo más tiene que haber detrás para seguir con este tipo de política monetaria tan agresiva. En EE UU se han llevado a cabo medidas similares y parece que están saliendo a flote. Pero si miro al país del sol naciente, Japón, no están teniendo tanto éxito y llevan así décadas.

Bajar el tipo de interés es bajar el precio del dinero porque se abaratan los importes de los créditos y de los préstamos. Estas bajadas suponen, al menos se intenta, que se mueva el efectivo con mayor virulencia que cuando las tasas de interés son altas provocando, en este caso, todo lo contrario, que el ahorro sea la actividad dominante.

El euríbor, como saben, ya está en terreno negativo. Pues déjenme decirles que ante el escenario que nos ha propuesto el Sr. Draghi, es muy previsible que tengamos euríbor negativo para rato debido a que su tendencia negativa no ha hecho más que comenzar. Es más, en su conferencia dejó caer que, si fuese necesario, pondría el precio del dinero por debajo de cero.

Todas estas medidas, que serán eficaces de forma inmediata, no se pueden mantener en periodos largos porque pueden dañar más que beneficiar. De seguir así, podemos estar en la antesala de una burbuja de liquidez y eso todavía es terreno desconocido. Los expertos no paran de recomendar que se lleven a cabo reformas estructurales de forma colectiva y de forma individual por cada país con el fin de aumentar el crecimiento.

A estas alturas, nadie duda de que la economía global esté pasando por un mal periodo que la ha llevado a su ingreso en la UCI y, como dicen los médicos, de ahí siempre se sale. Esperemos que las medidas sean las adecuadas y surjan el efecto deseado aunque, por si acaso, pongámonos en paz con Dios.