La vieja guardia del PSOE -exdirigentes y barones- y las fuerzas mediáticas y económicas del Ibex 35 frustraron la investidura de izquierdas "casi hecha" entre Sánchez e Iglesias. El líder socialista contaba con el sí del PNV y la abstención de los nacionalistas catalanes cuando el rey le pidió que intentara formar Gobierno. Pero el líder del PSOE se vio obligado a escoger a Rivera como socio e intentar hacer tragar a Podemos y a IU con el pacto blindado de la "naranja mecánica".

El PSOE de Pedro Sánchez debería reflexionar sobre el hecho de que no necesitaría el apoyo de Podemos, de sus confluencias, de Compromís y de UP-IU si fueran realmente un partido socialista, de verdad. Esa dejación de ser socialistas es precisamente lo que ha propiciado la explosión de Podemos y las mareas ciudadanas. Los virajes al neoliberalismo, los errores de gestión y las corrupciones que los socialistas han cometido estos últimos seis años han propiciado el gran crecimiento de las izquierdas y sus confluencias desde el 15M. No olvidemos que tras el PP, el PSOE es el partido con más casos de corrupción, que actualmente ya empiezan a agobiarles.

Los socialistas no dependerían de la manita de las izquierdas o de C´s para la investidura de Sánchez si no hubieran perdido entre 2011 y 2015 más de 6 millones de votantes (y 80 escaños) por la decepción e indignación de sus electores. Nada menos?

Ahora Sánchez requiere el apoyo de Podemos, pero lo reclama gratis, sin ampliar más a la izquierda los acuerdos con C´s; sin inclinarse realmente por políticas más progresistas y de cambio. Y sigue empeñado el líder socialista en un pacto contra natura, apostando por políticas económicas y sociales neoliberales; se empecina en mantener el blindaje entre PSOE y C´s en las nuevas negociaciones con las izquierdas.

Al menos, si quiere de verdad el apoyo de los podemitas y de sus compañeros de viaje, necesitará un acuerdo más ampliado "que vaya más allá" del cerrado la semana pasada con C´s, en materia laboral, social y de regeneración democrática. Un acuerdo que se parezca más a los valores de la Izquierda y no al C´s o al PP (ese "menage a trois"). Pero ahora se deberá hacer de forma veraz, con honestidad, no como hicieron los socialistas hace unas semanas. Sin embargo, Ciudadanos mantiene políticas económicas, sociales, en educación, sanidad, laborales, muy parecidas al PP. Son su marca blanca; treinta años más jóvenes, pero de derechas al fin y al cabo. Eso dijo P. Sánchez de Ciudadanos, hasta la saciedad, en mayo y en noviembre de 2015, e incluso a primeros de enero 2016 (ver hemerotecas y videotecas); pero ahora cambia los criterios y los interlocutores.

Existen ya unos acuerdos mínimos -sin Rajoy- pero habrá que afianzarlos para sumar suficientes votos. No es lógico, por mucho que se apele al patriotismo y al españolismo, que C´s y Podemos estén juntos en un gobierno, pero algo tiene que hacer principalmente Pedro Sánchez. A no ser que C´s y Podemos cedan y se sienten, a disgusto, en ese tripartito o tetrapartito neoliberal socialdemócrata. Pero un pacto, sin las izquierdas, abre las puertas al PP, a pesar de lo que diga Sánchez que no gobernará con Rajoy ni con nadie del PP. Bueno hoy dice sí, y mañana que no; al otro día, que ya no se cierra a que Iglesias pueda ser "su" vicepresidente; o que podría sentarse a hablar, hipotéticamente, con Mariano Rajoy, o con Rita la cantaora.

El diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón asegura, al igual que Podemos, que aunque el pacto de PSOE y C's incluye elementos sociales positivos, no se pueden desarrollar con un "programa económico de derechas". Garzón y Podemos rechazan cualquier acuerdo con el PSOE si C's está en la misma mesa, pues son incompatibles. Parece que el PSOE quiere imponerles ese pacto blindado y así, en un ultimátum, forzarían a Podemos y a UP-IU a abstenerse.

Albert Rivera va afirmando rotundamente, de plató en plató, en ruedas de prensa y en las redes sociales, que no hay candidato a presidente, que cayó con la investidura fallida de Sánchez. Y sin embargo, ellos dos parecen hermanitos muy empáticos que van juntos de la manita a todos los sitios.

Rajoy está ya más que amortizado, achicharrado. No tenemos presidente, ni en funciones; lo buscamos desesperadamente. Mal lo tienen ya Rajoy y Sánchez; a Rivera aún le queda un hervor para serlo. Iglesias solo quiere ser vicepresidente. Y nos quedan los sustitutos, Susana (PSOE), Soraya Sáenz de Santamaría (PP), o la persona independiente -que no independentista- de la que habla el líder podemita. Se abren grandes oportunidades, pero todo empieza a aclararse por excluir a Pedro y a Mariano. Mira tú por dónde, los que más votos y escaños perdieron en las elecciones 20D, y los que nos han estado engañando estos tres últimos meses.

Al final, con tantos desencuentros y estrategias electorales, si siguen mareando la perdiz de la gobernabilidad del país entre unos y otros, va a tener razón la indecorosa frase de la parlamentaria pepera Villalobos, pero ampliada a que todos los líderes quieren salvar sus culos y están en la higa.

Entre morado o naranja deberá escoger Sánchez, porque elegir azul es su suicidio y el del PSOE. Y ya sabemos, con los C´s naranja solo suma 130 diputados.

Pedro Sánchez -y el PSOE- deberían dejar de jugar a la yenka (derecha, izquierda, derecha, ya, ya, ya, derecha). Harían bien en quitarse sus temores de un acuerdo con las izquierdas, porque es, además, la opción favorita entre los españoles, tal y como evidencian numerosas encuestas. Y con ello se abriría la posibilidad de fraguar una alianza progresista en Europa entre todos los gobiernos de izquierdas del sur de Europa (España, Grecia, Italia y Portugal) que apretara para acabar con las políticas de austeridad.