Llega el Día Internacional de la Mujer y todo se vuelve paritario. Entra como una especie de locura paritaria colectiva y unos pocos pretenden cambiarlo todo en función de una paridad mal entendida. ¡Ay, amigo, el género da votos! Y eso es lo que buscan los que más gritan, los que más propuestas absurdas hacen, por mucho que algunas nos parezcan, de entrada, tan simpáticas. Mucha parida cómico-poética en labios de políticos de todas las raleas. Ya está bien del "todos y todas", del "diputados y diputadas" y demás "ados" y "adas". Lo que no sé es por qué cuando dicen eso de "señorías" no añaden a renglón seguido "señoríos". Quizá porque como señorías suena a femenino, se corre un tupido velo.

En Valencia han creado los semáforos paritarios. Y la diputada de Compromís en el Congreso, Marta Sorlí, ha pedido, aprovechando la celebración de día tan festejado, cambios en el rótulo de la fachada del Congreso. Nada de Congreso de los Diputados. O Congreso a secas o Congreso de los Diputados y las Diputadas. Como esos sean los cambios que algunas congéneres quieren en función de la igualdad, aviadas vamos. Cuán poco profundizan en la realidad que se vive de puertas adentro de los hogares y de puertas adentro de la mayoría de empresas donde la paridad es una ilusión.

Mientras el mensaje no cale en la Educación, poco se va a avanzar. No creo que a nadie le moleste ver en el frontispicio del palacio de la Carrera de San Jerónimo el rótulo "Congreso de los Diputados". Hay que dejarse de una vez por todas de gilipolleces y pensar en la mujer de otra forma. Lo verdaderamente molesto y grave es saber que alrededor de la mitad de personas refugiadas o desplazadas en todo el mundo son mujeres y niñas.

Cómo se está prostituyendo el día 8 de marzo. Un día para recordar todo lo que queda por luchar para alcanzar la igualdad real, objetivo que no se ha logrado en ningún país del mundo. Y no para andar a la greña y como la Parrala, sobre la conveniencia de cambiar un rótulo, de poner una muñequita en lugar de un muñequito en el semáforo e imbecilidades por el estilo. Es más preocupante y requiere consenso y apoyo absoluto la violencia de género, esa lacra que no cesa o la brecha salarial que apenas sufre variaciones. Pero eso es meterse en demasiada hondura para quienes utilizan el Día Internacional de la Mujer para hablar de la sociedad patriarcal en la que vivimos, sin aportar soluciones y haciendo del idioma una cuestión de género, como si eso fuera prioritario. Prioritario y paritario. En los cuatro vértices en los que se dirime el futuro político de España, hay cuatro hombres de la vieja y la nueva guardia. Ninguna mujer. Pero en eso tampoco han caído los de Compromís y Podemos que, del día 8 de marzo, solo han sacado en consecuencia un cambio del nuevo nombre del Congreso. Una putada para el edificio que alberga a diputados y diputadas.