Se acabó lo que se daba y 2015 llega a su fin. Un año que se ha hecho especialmente largo o corto, según cada cual, denso y tenso. Debido a que han sido en España doce meses marcados por las llamadas a las urnas para la celebración de elecciones, locales y autonómicas, y generales, que de todo ha habido. Y que encima se despide con la amenaza desasosegante de que en el caso bastante posible de que ni Rajoy ni Sánchez consigan formar Gobierno, habrá nuevos comicios en primavera.

La carrera electoral comenzó con las regionales de Andalucía en las que pese a los grandes escándalos de corrupción en las épocas de Chaves y Griñán, volvió a imponerse el PSOE, pero sin mayoría, lo que requirió del apoyo calculado de Ciudadanos para la investidura de Susana Díaz como presidenta. En septiembre tuvieron lugar las elecciones de Cataluña que Mas y sus aliados secesionistas convirtieron en un plebiscito que ganaron, aunque a la postre fuesen más los votantes contrarios a la quimérica independencia pretendida. En las municipales y autonómicas de mayo se inició el cambio, con el PP de Rajoy perdiendo las alcaldías más importantes y algunas comunidades autónomas merced a los pactos entre Podemos y PSOE, sobre todo, aunque en otros territorios, como el castellanoleonés, el PP salvara los muebles gracias a Ciudadanos. Y el pasado día 20 se cerró el ciclo con las elecciones generales que tienen al país en vilo y pendiente de las posibles alianzas que puedan producirse para formar Gobierno. O no.

Pero no ha sido solo esto, con ser la característica del año que termina. Porque otros asuntos, como el incremento de la corrupción y el debate soberanista de Cataluña han copado la actividad política, con su consiguiente eco y reflejo en una sociedad ya decidida a poner fin a 33 años de bipartidismo. Además de los muchos casos pendientes: Gurtel, Bárcenas, Pujol, los ERE, la Púnica, y otros, este año se destaparon las comisiones del 3 por ciento de CDC, el partido -deshecho CiU- del separatista Artur Mas, y las causas abiertas contra Rodrigo Rato, el que fuera exvicepresidente del Gobierno con Aznar, por Bankia y las tarjetas negras de las que también gozaron otros muchos consejeros y altos cargos, la mayoría ligados a la política. En cuanto al debate sobre Cataluña ahí sigue, larvado pero a la espera de lo que pase con la investidura de Mas que de no llevarse a cabo podría llevar a una repetición electoral, y todo ello ante la pasividad de Rajoy que lo único que ha hecho, además de ofrecer diálogo, ha sido recurrir al Tribunal Constitucional para que haga cumplir la ley, y en esas está, incapaz de cualquier decisión.

Han sido los acontecimientos más notables aunque ha habido muchos más en una España que parece que al fin ha empezado a notar una ciertas recuperación económica, aunque el paro siga siendo inaceptable y la desigualdad social creada por la crisis y por las desdichadas medidas del Gobierno del PP continúe mostrándose en toda su crudeza. Y preocupación también por el terrorismo yihadista que ha sacudido París este año y que ha hecho incrementar las medidas de la seguridad nacional.