El bullicio, las voces, y los ecos, de la campaña electoral, y la triste coincidencia con el asalto yihadista a la embajada de España en Kabul que costó la vida a dos policías nacionales, ha hecho pasar desapercibido, o casi, salvo para los más interesados por tal asunto, los importantes acuerdos en la lucha contra el cambio climático firmados en la cumbre de París que tuvo lugar el fin de semana anterior, con la participación de casi 200 países de todo el mundo.

Aunque las críticas no han faltado y aunque son muchos los especialistas que dudan de la eficacia de las medidas tomadas hasta ahora y las que se van a poner en marcha, parece incuestionable que en todo caso se ha dado un paso necesario y que se llevaba esperando mucho tiempo, exactamente desde la reunión para el protocolo de Kioto, en Japón, que no se hizo realidad hasta diez años más tarde y que finalmente cuenta con el consenso de quienes por entonces se negaron a participar.

Es el caso de Estados Unidos, uno de los grandes países, que junto a China e India ostentan un muy alto grado de industrialización que se traduce en capacidad contaminante. "Esta será la mejor oportunidad que tengamos para salvar el planeta", dijo Obama. Esta vez, pues, la cosa va más en serio, la decisión es unánime y quedan establecidas unas normas por las cuales se asegura el seguimiento y la revisión de las normas adoptadas, tendentes a que la temperatura global no pueda superar ese preocupante aumento de dos grados que viene registrando desde que se empezó a controlar.

Intensa polémica ha generado siempre y así va a seguir siendo el cambio climático, y no solo en el hombre de la calle, que piensa que lo normal y lo natural es que en verano haga calor y en invierno haga frío, sino también entre científicos, expertos y especialistas. Hay quienes no admiten tal cambio aunque las temperaturas globales hayan subido y el hielo haya disminuido en el Océano Ártico y ven tras ello la defensa de intereses económicos de poderosos sectores relacionados con la energía. Otros lo confirman, lo defienden y promocionan la lucha contra una situación que resulta cierta de atenerse a los datos que se manejan, tan evidentes que han hecho reaccionar a todos los Gobiernos del mundo.

Lo que no se puede negar es que el clima parece haber cambiado, con inviernos más templados y con veranos de más altas temperaturas. Pero no siempre, no todos los años, tampoco. Para la estación que se inicia el día 22 no se prevé un tiempo demasiado frío, tras el pasado verano de tanto calor, aunque se espera cierta abundancia de lluvias por estos lares, por más que se trate de pronósticos muy generalizados y a tan largo plazo que son imposibles de asegurar. Desde luego, los meses invernales no están resultando últimamente tan duros como antes, con las heladas, la nieve, las escarchas, y el carámbano colgando de los árboles, y por algo tiene que ser. La concienciación de las industrias y de la población con el cuidado y la conservación del medio ambiente y la naturaleza se extiende, y es también un logro de cara al futuro.