Así ¿cómo? Pues como ha hecho un colegio del municipio milanés de Rozzano en el norte de Italia, cancelando las fiestas navideñas con el objetivo de favorecer la integración y no ofender a los alumnos de otras culturas. Craso error. Entre otras cosas, porque con los alumnos cristianos que viven en otros países de cultura y credos diferentes no hay comportamientos integradores que valgan. En el orbe musulmán, la integración pasa por aceptar su cultura y su religión, o estás con ellos o en su contra y no hay más cáscaras y nadie se rompe las vestiduras. En Europa parece que quisiéramos ser más papistas que el papa y la bajada de pantalones es casi continua, sobre todo en materia de tradiciones y costumbres.

Ni unas ni otras se respetan ya por parte de tanto espíritu integrador como puebla nuestras ciudades y pueblos, espíritus integradores que no hacen otra cosa que una cesión permanente de todo aquello que debieran defender a capa y espada. Bueno, lo de la espada forma parte del dicho. Aunque en pueblos con otras culturas y credos diferentes sus costumbres y tradiciones se defienden a capa y alfanje y aquí no lo digo en sentido metafórico. No podemos ser tan "tontolhabas" ya seamos españoles o italianos. Ambos estrellamos nuestra suerte en la misma bandera que acabará perdiendo las estrellas para colocar una imponente media luna.

Oiga, que yo no tengo nada contra la media luna. Ambas, estrellas y media luna, pueblan el cielo en las noches. Pero lo que no soy es tan tonta como para no ver venir lo que voces autorizadas vienen anunciando y denunciando en los últimos años. Están ganando terreno. Y Europa o una parte de ella está cediendo sin hacerse preguntas. Donde fueres haz lo que vieres, dice el refrán aquel. Cuando he visitado ciudades del orbe islámico me he vestido y me he comportado como se me requería. Y ni he rechistado, porque rechistar es algo que la sociedad en esos países tiene prohibido bajo pena de cárcel en el mejor de los casos y de tortura y muerte en el peor. Por lo tanto, cuando quienes profesan otros credos y tienen una cultura diferente visitan y viven en Europa deben hacer otro tanto. La vieja Europa no pone reparos a que las mezquitas hagan la competencia a los templos cristianos. Pero, vaya usted a abrir una iglesia en Arabia Saudí, Catar o Irán? Cancelar la navidad para no ofender a los alumnos de otra confesión es lo último que se debe hacer. No me extraña la polémica que se ha suscitado en Italia ni tampoco me extraña que incluso el primer ministro, Matteo Renzi, con más razón que un santo, haya dicho: "No se dialoga renunciando a la Navidad". ¡Pero qué va a ser esto!