En la mañana del pasado viernes pude escuchar en la radio las declaraciones de nuestro alcalde refiriéndose a los motivos por los que había declinado la invitación formulada por la Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias para realizar el Juramento del Silencio.

En un tono muy calmado, como el que habitualmente utiliza, manifestó que eran dos los tipos de motivos por las que la rechazaba, uno tenía que ver con el hecho de que así se había comprometido en su programa electoral y el otro era el de que "es lo que quiere la gente".

Sobre el primero de los motivos considero que es plausible el hecho de mantener su posición sobre algo que ya había manifestado previa y públicamente su opinión. Es más, considero que es igualmente alabable el hecho de que sea congruente con sus convicciones más profundas, de modo que si es una persona que no profesa la religión católica y para la que nada significa realizar una promesa de silencio ante un Cristo que veneran gran parte de los zamoranos, lo adecuado, lo propio, es que no se coloque ante él para cumplimentar un acto, por mucho que se base en una tradición asociada a la cultura y los sentimientos más profundos de los ciudadanos a los que representa.

Al respecto del segundo de los motivos mi reacción al escucharlo no fue otra que la de asociar ese motivo con el de muchos de los dictadores que durante la historia de la humanidad han llevado a muchos pueblos a situaciones dramáticas. Sí señor Guarido, es muy respetable que usted tenga su propia opinión y su posicionamiento en un asunto como este o cualquier otro, sobre todo cuando el mismo tiene que ver con la religión, la moral o los sentimientos.

Mucho más preocupante es que usted se considere en condiciones de interpretar qué "es lo que quiere la gente".

Cuando un gobernante comienza a pensar que lo que él considera es lo que todos sus ciudadanos quieren o necesitan nos acercamos muy peligrosamente a los fundamentos de las dictaduras.

Usted no sabe qué piensan los zamoranos sobre este asunto, yo tampoco. Pero lo que sí sé es que ese momento del Juramento del Silencio es uno de los momentos más emocionantes y trascendentes que yo he vivido, especialmente en esos duros años de cruel tortura de ETA en los que la memoria de compatriotas asesinados nos llenaban a todos el corazón de rabia, los ojos de lágrimas y el Cristo nos llenaba el espíritu de esperanza y confianza en que aquella barbarie terminaría, confiando en el estado de derecho.

Señor alcalde usted es muy libre de no atender una invitación tan alta como la que ha recibido y entiendo que la va a declinar durante los años que presida nuestro Ayuntamiento, en eso solo puedo reconocer su congruencia; pero atribuirse la capacidad de saber qué "es lo que quiere la gente" me parece que apunta muy malas maneras que me hacen entender un poco mejor el motivo por el que usted se sintió tan cómodo con la visita hace algunas semanas del embajador de Venezuela.

Tiempo al tiempo señor Guarido, ya veremos "qué es lo que quiere la gente".

(*) Viceportavoz del Grupo Municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Zamora