Las facturas rebosan los cajones de los distintos servicios catalanes dependientes de la Generalitat. Las han ido amontonando, pendientes como están del monotema, y ahora no saben qué hacer con ellas porque lo que necesitan, dinero contante y sonante, es justo de lo que carecen debido al despilfarro y la apropiación indebida para temas partidistas y soberanistas por parte del Govern. Las farmacias no pueden resistir ya esta última embestida. Pero es que los hospitales ya no saben qué hacer. Les han restringido hasta las intervenciones quirúrgicas, por muy de vida o muerte que sean, hasta el punto, y no lo cuento yo, lo ha contado Carme Chacón, de que a un cirujano, creo que de la Vall d'Hebron, se le han muerto ya dos pacientes que requerían urgente atención. El médico denunció. Y, lejos de pedir perdón, lo han echado con cajas destempladas.

Así se las gastan los soberanistas catalanes, los del Junts pel Sí y los de la Cup que son peores que los primeros, aunque les honra no querer apoyar a un corrupto. Y Artur Mas lo es, por mucho que ahora se desmarque de su mentor, el exhonorable Jordi Pujol. No solo las farmacias esperan impacientemente que la Generalitat abone de una pajolera vez lo que les debe, que es mucho dinero. El Servicio Catalán de Salud adeuda un total de 465,5 millones de euros a los hospitales y centros concertados que debían ingresar a finales de septiembre y octubre, según cuenta la patronal del sector. Ocupados y preocupados como están con el monotema, se han gastado lo habido y lo de por haber en publicidad, en viajes absurdos buscando apoyos extranjeros y en esa quimera en la que siguen empeñados, dando de lado a los catalanes, a los que les han votado y a los que no. Menos voluntarios pagados y menos despilfarro en esteladas y más atender las necesidades perentorias de los ciudadanos.

A esta gente no se le puede prestar dinero, porque no lo devuelven, y mucho menos dárselo generosamente porque no se lo gastan en lo que deben, es decir, en pagar a los numerosos acreedores que se acumulan. Yo no sé cómo va a salir de esta la Generalitat. Y no me refiero al desafío independentista. Me refiero a la deuda que ya es cuantiosa y que de seguir así se hará impagable. Menos mal que siempre les quedará el Estado español. Pero como se quieren ir, ¿a ver de dónde coñe sacan luego el dinero? Porque, a ver, una vez que declaren la independencia, ¿quién va a sufragar los caprichos del soldado Mas? Si desconectan será del todo.

La viabilidad de los centros hospitalarios catalanes está en peligro y, además, comporta un impacto directo en la tesorería de estas entidades o instituciones que desde hace ya mucho tiempo está al límite de disposición de sus líneas de crédito. Y lo más grave es que por lo que se ve y se sabe no hay previsión alguna de pago. Pero puede haber "segunda vuelta" electoral. Así son los que quieren hacer patria catalana. No tienen liquidez porque lo que tenían, para ser catalanes y sabiendo que la pela es la pela, lo han dilapidado en quimeras.