Llegas al pueblo y le dices al primero que pillas (después de recorrer tres calles, la plaza mayor y una calleja): "Oye que os han metido en una ubost, que han cambiado el mapa de la provincia y que la comarca ya no coincide exactamente con la demarcación que tenía". Y el hombrico, un poco teniente, que debe haber oído solo lo de ubost, pone cara de asustado, se da la vuelta y sale como alma que lleva al viento todo lo rápido que puede (tampoco mucho, que las piernas aprietan y el fuelle sopla lo justo).

Pues sí, la Junta ha propuesto un nuevo mapa de ordenación del territorio que busca, seguramente, racionalizar gastos, abaratar servicios y ajustar costes. Es lo que han hecho muchas empresas con la crisis. Como vendemos menos, pues lo que hacemos es reducir la carga salarial. Con los municipios, también. Tenemos más de 2.000 en Castilla y León. Con los presupuestos actuales no podemos mantenerlos, entonces lo que tenemos que hacer es reducir los gastos de mantenimiento. Damos por hecho que los pueblos no pueden aumentar su padrón municipal. Perdiz muerta. Lo único que nos queda es pagar menos por la rémora.

No digo que la Junta no haya hecho un esfuerzo de información y que haya reunido a los alcaldes y les haya explicado la filosofía de la nueva ordenación, seguro que sí. Pero los vecinos no tienen ni idea de los que son las ubost ni lo que pretenden. No les preocupa ¿la ordenación? territorial. Sí, y mucho, que no hacen más que asistir a entierros y ya no se acuerdan del último bautizo, que hasta el que hace de campanero se ha olvidado cómo se toca a bautizo.