A la autora de los días de una servidora nunca le ha gustado "rebañar" los envases que contienen ciertos alimentos. Es más, si por la autora de mis días fuera, en casa no entraría nada que estuviera envasado. Pero como no solo de fruta y verdura vive el hombre, en casa entra lo que entra en cualquier otra, productos envasados incluidos. Se ve que mi buena madre tiene un sexto sentido infalible, porque la comunidad científica advierte que el bisfenol A, el polémico compuesto utilizado para fabricar, entre otras cosas, los plásticos de envases, recipientes o latas de comida, está relacionado con enfermedades como el cáncer de próstata. La verdad es que no hay estudios epidemiológicos concluyentes pero lo cierto es que este compuesto comienza a desaparecer de las marcas de las grandes empresas de alimentación. Por algo será.

Nestlé y Heinz, el de las mahonesas, abogan por dejar de utilizar este compuesto químico. En España hay un cierto interés por hacer lo correcto, eliminando total o parcialmente el bisfenol A. Pero como quien hizo la ley también hizo la trampa, la mayor parte de las compañías españolas se muestran reticentes a hacer públicos los compuestos utilizados ya sea el bisfenol A u otros sustitutivos que tampoco tienen muy buena prensa que digamos.

Y es que si la autoridad sanitaria no se anda con cuidado, no se anda con mil ojos, con tanto compuesto perjudicial podemos acabar envenenados o tocados por una enfermedad irreversible, por mucho que en su descargo se nos diga que los efectos en la salud de esos componentes no han sido probados. Pero se está en ello y la comunidad científica cada día se muestra más reticente a la hora de utilizar envases de alimentos con este componente. En cuanto a la legalidad del compuesto, la Unión Europea prohibió la presencia del bisfenol en los biberones infantiles, prohibición que entra en contradicción con la decisión de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria quien ha asegurado que no existe riesgo para la salud de los consumidores. Ante la duda, mejor abstenerse.

El vecino país francés lo tiene prohibido si está destinado a plásticos que sirvan para estar en contacto con los alimentos. Y en Estados Unidos, donde son muy tiquismiquis en materia tal, 20 estados han introducido en su legislación la restricción del uso del bisfenol A. Sus vecinos canadienses lo consideran, directamente, una sustancia tóxica. Los consumidores españoles deberíamos ser más cuidadosos y reivindicativos. Puede que dependa directamente de nosotros la prohibición de utilizar este y otros compuestos bajo sospecha. En lugar de otorgar callando o haciendo la vista gorda, a pesar de multitud de informes al respecto, deberíamos decir un no claro y rotundo al bisfenol A y a cualquier producto del que no podamos demostrar que sea inocuo.