Estoy por afirmar que el Régimen General de la Seguridad Social en nuestro país es modélico en el mundo. Que los españoles tengamos asegurada la atención médico-farmacéutica y podamos disfrutar de los beneficios sociales reconocidos en el Estado español, es para estar muy orgullosos de nuestro seguro de enfermedad y no solamente nos estamos beneficiando los trabajadores y pensionistas españoles, sino que también los extranjeros que vienen a nuestro país reciben las atenciones que precisen.

Este importante logro social hace más de setenta años que se implantó en España. La Ley de 14 de diciembre de 1942 creó el Seguro de Enfermedad para todos los trabajadores "humildes", del que se beneficiarían los cónyuges, padres, hijos y hermanos menores que vivieran con el asegurado. Este Seguro Obligatorio nació a partir de las directrices del Fuero del Trabajo vigente en el antiguo Régimen.

Ya en época democrática, se han ido ajustando y mejorando las prestaciones de la Seguridad Social. Cuando se formalizó el Pacto de Toledo, en 1995, se llegó a un compromiso transcendental para que los logros sociales alcanzados hasta entonces no corrieran riesgo de perderse y que continuaran mejorando en lo posible. Curiosamente, la aprobación del Pacto de Toledo tuvo su origen en una proposición no de Ley del partido catalán Convergencia i Unió que propuso la inclusión de una ponencia sobre la cuestión de la Seguridad Social en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados de España.

La crisis económica que venimos padeciendo desde hace más de cuatro años y que parece no hemos superado todavía, ha puesto en grave riesgo de desestabilización nuestro preciado régimen del seguro de enfermedad y de pensiones.

Por encima de cualquiera de los ideales políticos debe primar el bienestar de todos los españoles y que no nos vengan con mítines partidistas ni utopías si no se nos garantiza que lo que hemos logrado hace más de setenta años no lo vamos a perder por culpa de "aventuras politiqueras".