Desde que, en 1640 los catalanes se rebelaron contra la unidad de España, teniendo que ser conquistados militarmente por Felipe IV, vienen surgiendo veleidades separatistas que no han prosperado por poderosas razones políticas y económicas y porque no tiene sentido romper la unidad del Estado español que iniciaron los Reyes Católicos en 1479.

Aunque Carlos II respetó el ordenamiento jurídico catalán en su integridad , entendiendo aquella época como el "neoforalismo" a la muerte de este monarca, se abrió una crisis sucesoria que Cataluña quiso aprovechar con ánimos separatistas, produciéndose una rebelión secundada por los restantes territorios de la Corona de Aragón. Fue Felipe V, el primer rey de la dinastía Borbón quién resolvió la situación mediante la promulgación de los Decretos de Nueva Planta. Dos meses después de la Batalla de Almansa, Felipe V dictó un Decreto, el 29 de junio de 1707, por el que abolía todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que gozaban los reinos de Aragón y Valencia. Aunque Felipe V mantuvo con Mallorca y Cataluña una actitud más complaciente y negociadora, para Cataluña estableció un nuevo régimen jurídico mediante el Decreto de 16 de enero de 1716, por el que, si bien se conservaban las peculiaridades jurídicas catalanas, primaba sobre todas el Derecho de Castilla.

Estos Decretos de Nueva Planta tenían una finalidad unificadora del Estado y eran impuestos con un concepto de soberanía absolutista. Superado este Antiguo Régimen, surgen las constituciones como leyes fundamentales de la organización del Estado. El Constitucionalismo histórico español es una expresión de los cambios habidos en los poderes públicos, los que, al modificar sus objetivos, necesitaban cambiar la Constitución.

El origen de nuestro constitucionalismo histórico podemos situarlo en la Constitución de Bayona, otorgada por Napoleón en 1808. Siguieron después otras: La Constitución de 1837, la de 1845, la de 1869, la de 1876 (vigente durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII), la Constitución de la II República, de 1931, las Leyes Fundamentales del régimen de Franco, de 1936, y, por fin, la Constitución de 1978, vigente en la actualidad.

En ninguna de estas constituciones se ha roto la unidad de España existente desde hace más de quinientos años. Felipe IV y Felipe V mantuvieron la unidad de España ¿Conseguiremos los españoles, con Felipe VI, superar las tendencias separatistas y mantener el país unido?

(*) Fuentes: Historia del Derecho Español, de Francisco Tomás y Valiente.

Nociones de Derecho Constitucional, de Balbino Lozano Vicente.