Tras la muerte de un niño, dos mujeres disputaban diciendo que era su hijo el niño que estaba vivo. El sabio Salomón mandó cortar al niño por la mitad y repartirlo entre ambas. Inmediatamente la madre verdadera pide que se le entregue a la otra, antes que matarlo. La otra defiende que se reparta para que no sea de ninguna de las dos.

Cuentos de la Biblia.

Y cuentas del Ayuntamiento de Zamora, donde el alcalde prefiere, antes de perjudicar a su ciudad, votar a favor de una política económica realizada por el PP, que considera catastrófica, reflejada en unas cuentas que la portavoz de ese partido es incapaz de defender con su voto.

En este caso no hay niño en disputa, sino unas cuentas del año 2014, que nadie quiere asumir.

El alcalde no quiere votarlas por coherencia, porque no es responsable de la política que reflejan esas cuentas: cómo se recaudó a costa de subidas de impuestos a los zamoranos; en qué se despilfarró lo recaudado; por qué se dedicó a pagar deudas bancarias en lugar de mejorar la vida de la gente? Todos los aspectos que no solo no apoyó su grupo político, sino que fueron duramente criticadas por él y su grupo desde la oposición. Una nota de prensa pública informa de su intención y de las razones que la avalan y explican.

La portavoz del PP tampoco las apoya aunque hasta el momento no haya explicado sus motivos. Se me ocurren al menos dos razones: bien porque coincide en todo o en parte con la crítica que desde otros grupos de la oposición se hace de la política aplicada por su compañera de partido y antes alcaldesa de Zamora; bien porque pretende perjudicar al equipo de gobierno actual en el caso de que nadie vote sí a sus propias cuentas, perdón, a las de su partido.

¡Irresponsable! Hubieran gritado al instante, tras la votación que no tuvo lugar ¡Por partidismo o populismo o venezolanos que sois? ponéis en riesgo la financiación del Ayuntamiento y la mejora de la ciudad!

Como las dos madres del juicio salomónico, ambas saben las consecuencias de partir al niño, o sea, de no aprobar la Cuenta General de 2014: la Cuenta no podría publicarse, no se enviaría a los organismos estatales correspondientes, y eso podría acarrear que el Ayuntamiento no recibiera el dinero de las transferencias del Estado imprescindible para el funcionamiento de la ciudad, que sería la perjudicada en última instancia.

Y bien, ¿cómo actúan ambos responsables políticos y los grupos municipales a los que representan?

Inmediatamente, el alcalde vota afirmativamente para impedir que maten al niño, o sea, que la ciudad de Zamora y sus gentes sean los perjudicados por la disputa política. Los concejales de su grupo, entre los que me encuentro, nos abstenemos premeditadamente para seguir defendiendo la coherencia de la crítica que hemos hecho desde IU y PSOE a la política llevada a cabo por el anterior gobierno del PP.

La portavoz del PP y todos los concejales de su grupo presentes, sin embargo, habían optado por mantener su abstención, poniendo en riesgo a la ciudad de Zamora y sus gentes en caso de que nadie apoyara la Cuenta del año pasado, cuando gobernaba su partido en el Ayuntamiento, y no se les oyó ninguna crítica. Incluso algún concejal de los presentes -el único superviviente del anterior equipo- se abstuvo pese a ser ejecutor de la política que reflejaban los números de las cuentas. Más incoherencia, imposible.

"¡Hemos obligado al alcalde a gobernar, que es su obligación!" -es lo que dijeron. Mal que les pese que gobernemos.

La sabiduría de Salomón permitió descubrir quién era la verdadera madre. Que sea la sabiduría del pueblo que ama a Zamora la que deduzca quién ha actuado como madre verdadera respecto a la ciudad, y quién lo ha hecho movida en el peor de los casos por la envidia, y en el mejor por el dolor de una pérdida. La del poder.