Cuentan que, en un lejano país asolado por muchos problemas, apareció un buen día un mago. El hombre se apiadó de aquella gente, hizo un gesto y desapareció la guerra. Tras el segundo, desapareció el hambre. Y después del tercero, la injusticia. Todo iba sobre ruedas hasta que llegó un político, hizo un gesto y? desapareció el mago. El relato figura en la tradición de varias culturas. Aquí, en Zamora, conocemos otra versión: apareció un político, hizo de mago y desaparecieron unos cinco millones de euros. El milagro de los panes y los peces, pero al revés. O sea, que usted suelta esa barbaridad de dinero y, al final, ni pasta, ni solar y ni siquiera las gracias de los que han cobrado o van a cobrar, que andan enfadados por los retrasos.

El asunto se las trae con abalorios. Veamos: el Ayuntamiento zamorano tendrá que pagar 3.566.000 euros a la empresa UFC por no alquilarle-comprarle o alicatarle hasta el techo un solar donde se iba levantar un edificio que, sin nacer, ya ha pasado a mejor vida; otros 400.000 euros se van en honorarios de abogados y costas (¿para qué están los letrados municipales?); otros 287.000 han volado en intereses de demora y ahora se ha sabido a que a estas minucias se sumará otro milloncejo en concepto de gastos financieros de la citada UFC por adquirir los solares, ponerlos a punto y más etcéteras. ¿Qué les parece? Genial. Tan genial como que algunos impulsores de esta maravilla urbana y financiera hayan escalado, pese al desastre que se intuía y que, desgraciadamente para las arcas municipales, se ha producido. Antonio Vázquez, alcalde cuando se inició el desaguisado, ha sido elegido dos veces diputado por Zamora; Fernando Martínez-Maíllo es el tercer hombre más poderoso del PP nacional tras años y años de baranda de la Diputación Provincial; Alberto Castro es, también desde casi la noche de los tiempos, delegado de la Junta en Zamora y González Prada es concejal y portavoz del PP en el Consistorio. Lo de este último tiene su gracia: votó a favor de la operación cuando Vázquez era alcalde, votó a favor de que se paralizara cuando Rosa Valdeón era alcaldesa y ahora pide al nuevo regidor que no se queje tanto, que, al fin y al cabo, aquello no fue "una equivocación ni un error, sino una opción legítima jurídica y económicamente". Bueno, pues que ponga él el dinero y santas pascuas.

-En el próximo Festival de Magia tendrían que contratar a Vázquez para que, delante del personal, haga un numerito que muestre cómo se esfuman cinco millones. Ningún zamorano puede perdérselo, comenta don Desamparado, que se ha quedado ídem al conocer la noticia.

-No estaría mal, no, que colocara una mesita, una chistera y un pañuelo e hiciera un par de pases de demostración, añade don Démelas, que ya se ve haciendo honor a su nombre, es decir pidiendo por la calle unas monedas -"démelas, démelas, por favor"- para hacer frente a los 66 euros a los que toca cada zamorano por la operacioncita de marras.

-Y la mesa, con gradas y público, hay que colocarla frente al solar, en las calles Ramón Álvarez y la Reina para que la demostración sea más creíble. Y, como los buenos magos, con ayudantes y todo: Maíllo, Castro, Macías, González Prada?

-Y Antonio Vázquez podría empezar como Tamarit: "Tachán, tachán, ven este terreno, que no tiene más que cascotes y basura, pues, tachán, tachán, extiendo el pañuelo, pongo encima el sombrero, pido a mis ayudantes que alcen la mano y, tachán, tachán, ya se han quedado ustedes, los que están aquí y los que están en sus casas, sin 66 euros, pero qué son 66 euros frente a la gloria eterna e inmutable y el prestigio imperecedero de haber asistido a una operación que Zamora recordará por los siglos de los siglos, como el Cerco o como las hazañas de Viriato.

Y ahora, ¿qué? Hombre, muy fácil: las culpas a Guarido que desde que lleva en la alcaldía no ha sido capaz de solucionar este problema. Bueno, ni este, ni el de la despoblación, ni el de la falta de industrias, ni el del Palacio de Congresos, ni el del museo de Baltasar Lobo, ni el de la N-122, ni nada, un desastre. ¿Exagero? Ya verán cómo la estrategia del PP va por esos derroteros. Antecedentes no faltan y ganas de tapar errores propios con acusaciones ajenas, tampoco.

¿Asumir responsabilidades? Jua, jua, jua, qué cosas tiene usted, don Columbiano. ¿Exigirlas? Casi me dan ganas de soltar otra carcajada. No olviden qué partido ha sido el más votado en ciudad y provincia en los últimos comicios, ni por dónde van las encuestas. Pues eso.