Yo pondría con interrogación este título, porque desde que este degenerado y mal hecho ganado que dice gobernar la Celtiberia, todavía no he visto un solo acierto y al paso que va la vieja y asquerosa burra mucho me temo que no la verán ni por pura casualidad acertar nunca.

Se divide España de la manera más vil y miserable que podría encontrarse en toda la milenaria historia, se multiplica la Administración y a la vez se permite que se fomente la compatibilidad de dos o tres cargos con toda la respetable carga de prebendas, privilegios y demás trampas del maldito entramado político que insultan llamando democracia, a la vez que estos miserables olvidan la máxima de un ciudadano, un voto, un cargo y una nómina, claro que pedir eso a un celtíbero es pedir que los ríos corran cuesta arriba y así nos va, después de más de treinta años de festejos, de salmodias y de cánticos faranduleros que según parece comienzan a convertirse en solemnes vísperas de la que se esta preparando que va a ser y puede ser parda.

A pesar de la que está cayendo ya comienzan a escucharse alguna tonadilla que reclama unos mínimos de atención y respeto a la escuela, ya es hora que estos saltimbanquis de la política educativa, que parecen no han tenido otro objetivo que destrozarla como base y fundamento que es de todo programa o sistema que siga como intermedio hasta llegar a las alturas del saber, que es el que han mal tratado, multiplicándolo por cien al mismo tiempo que han destrozado en unas décadas la base y fundamento que es esa maltratada y desordenada escuela.

Ahora parece que alguien ha reclamado el orden, la unidad y uniformidad de esa escuela que como la familia es esa base indiscutible de toda sociedad sea en el siglo XXI o del siglo XXX.

Celebro este resurgir tímido de recuperar la unidad y la esencia de la escuela primaria, porque en ella está la base y los cimientos de la sociología de esa sociedad degradada, en la que todo vale, lo lógico y natural junto a las aberraciones que ni siquiera se dan y se conocen en la escala animal y si esto lo vemos en los niños y comienzos de la vida social nada digamos lo que podemos llegar a ver, conocer y tener que aguantar en el futuro que se acerca. Siglas por doquier, voces y gritos sin parar y sin embargo ya comienzan a oírse protestas sobre las molestias que el toque de campanas produce, fenómeno y comentario muy lógico en determinados sectores de la sociedad en la que sus principios y sus esquemas se llenan con esa enorme carga de errores siempre marginales a todo lo largo de la historia de la humanidad, pero ordenados y recogidos con mimo como valores que recogen grupos sociales de dura y difícil digestión. Esperemos que esta desordenada Celtiberia recobre su paz y su reencuentro consigo misma y no tengamos que llegar al ajuste de cuentas.