Pues sí, parece que el viejo sueño de los coches sin conductor empieza a hacerse realidad, y en California se ha dado ya autorización oficial a que los autos autónomos rueden por su territorio, algo que llevan haciendo ya durante bastante tiempo en plan de prueba los singulares vehículos de los que un gigante de la tecnología más avanzada, Google, ha sido pionero, aunque ahora otro líder del sector, Apple, siga sus pasos, mientras en Europa y Japón, algunas marcas de lujo, como Mercedes y Lexus se incorporen a la iniciativa y anuncien sus proyectos al respecto.

El primer coche sin conductor es una especie de pequeño utilitario tipo cápsula, de dos plazas, similar al Smart, pero sin sus refinamientos. Lleno a tope por todos los lados, hay que suponer, de sensores, radares, cámaras y software inteligente, es capaz como las muchas pruebas han demostrado de circular sin problemas por calles y autovías. Y si al principio no pasaban de los 50 kilómetros por hora, luego han llegado a cruzar Estados Unidos, de costa a costa, a 120. Reconocen las señales de tráfico, todas, y hasta a los agentes que atienden la fluidez de la circulación, y obran en consecuencia, tomando siempre la decisión técnicamente mejor y más oportuna. O eso aseguran al menos los promotores del invento, que reconocen que en el período de pruebas se ha originado accidentes, once en total, pero sin ningún herido y en todo caso siendo otros vehículos los responsables de los percances habidos.

En principio, los autos autónomos llevan volante y pedales por si surge alguna emergencia -a rotura de un sensor imprescindible, por ejemplo- y aunque Google siempre afirmó que se suprimirían cuando se comercializase parece que no será así finalmente, si bien al conductor le bastará con programar su punto de destino y si se atreve ponerse a dar una cabezada si quiere. Como puede ocurrir fácilmente con el prototipo que ha diseñado la alemana Mercedes Benz y que convierte el vehículo en un gran salón rodante, sin volante ni pedales. Y para mayor confort, algunas de estas otras marcas que trabajan en el proyecto, lo harán eléctrico, como ya ha anunciado Apple que estima que en un plazo que no irá más allá de 2020 sus autos autónomos se venderán como ahora los iPhones, por ejemplo.

Quedan flecos todavía y ahora mismo, incluso entre los más forofos de la tecnología punta, abunda el escepticismo en torno a un hecho que se considera como pintoresco, pero poco más. Sus razones, entre otras, atañen a que se priva al conductor del placer de conducir, a que el invento no parece lo suficientemente seguro en absoluto, a si se necesitaría o no carné para manejar estos vehículos sin conductor, y a como se resolverían los conflictos respecto a los seguros, pues si nadie conduce el responsable parece que sería la marca fabricante, lo que aumentaría y mucho las primas a pagar por las coberturas cubiertas. Claro que en Google han encontrado respuestas para todos esos problemas y otros más. De todos modos, cabe dudar del éxito final de la iniciativa, pero especialmente por el hecho de que no va a ser muy fácil encontrar muchos valientes capaces de utilizar el coche fantástico.