Los jueces decanos de nuestro país han comparecido públicamente para pedir una Ley de Segunda Oportunidad. Consideran que el proceso concursal es totalmente inadecuado para la insolvencia y el sobreendeudamiento personal y familiar. Se trataría de evitar situaciones de exclusión social.

También hemos conocido el interés del Gobierno por ayudar a emprendedores y pequeños empresarios con leyes de segunda oportunidad, con el fin de que un eventual fracaso en su iniciativa empresarial no los hunda definitivamente. Se trataría de aprender de los errores y que la actividad económica no se vea lastrada por los problemas de liquidez de los autónomos. Está bien que el Ministerio de Economía fomente y proteja la actividad productiva de pequeños y medianos empresarios. También a ellos les ha afectado la crisis económica. Aunque me temo que llega algo tarde.

Lo que no me parece nada bien es que hayan tenido que ser los jueces quienes propongan este tipo de protección legal para millones de ciudadanos honestos, abocados a la marginación y a la pobreza por perder su empleo, por cargas familiares, enfermedad o incluso por la insolvencia de los clientes o el descenso de las ventas en su pequeño negocio o comercio. El caso es que tenemos a cientos de miles de familias españolas afectadas gravemente por esta larga crisis económica. Se ven abocadas a la economía sumergida, a la vergüenza de tener que vivir sin apenas recursos y apartados de la vida social y ciudadana. En muchos casos llega a suponer la muerte civil de algunas personas.

No entiendo qué han estado haciendo nuestros diputados en el Congreso los últimos cinco años. Ellos son el poder legislativo, suya es la responsabilidad de producir leyes que hagan la sociedad más justa. Ya se producían desahucios masivos desde 2008. La burbuja inmobiliaria había incentivado la adquisición masiva de viviendas y los bancos y cajas de ahorro empujaron a la firma de hipotecas a diestro y siniestro. El resultado ya lo conocemos y lo sufrimos, todos menos nuestros representantes en el Parlamento. Parecen vivir en otro mundo, ajenos a los problemas y preocupaciones que agobian a sus votantes. Somos el único país de nuestro entorno, junto a Grecia y Bulgaria, que no cuenta con una Ley de Segunda Oportunidad. No es difícil entender la desafección ciudadana hacia estos legisladores. Estamos conociendo cada día cuales eran sus preocupaciones. Por lo general atendían primero a su jefe en el aparato del partido, ese era quien decidía si iba a ser diputado o no, los votantes quedaban lejos y eran fácilmente manipulables, después obedecían instrucciones y argumentarios de su grupo, nada de salirse del guion o escuchar a la calle. Eso podía poner en riesgo la unidad y la cohesión del discurso. Es terrible pero cierto. Los grandes partidos, nacionalistas incluidos, apenas nos representan ¿Habremos aprendido? ¿Nos olvidaremos de las afrentas sufridas? Espero que no, porque esa segunda oportunidad que merecen nuestros vecinos, amigos o familiares, "deudores de buena fe", para rehacer su vida personal, familiar o profesional, no se la vamos a dar a los políticos que se han olvidado de nosotros cuando más los necesitábamos. No les daremos ocasión de volver a engañarnos. No somos idiotas.

Apenas dos ejemplos para ilustrar la condición de nuestros gobernantes y sus consecuencias. El perdón de 3.000 millones de euros a las eléctricas, por negligencia del gobierno de Zapatero y posterior pasividad del de Rajoy así como el olvido de tramitar la multa de 700.000 euros a Jaime Botín. Había ocultado acciones y defraudado a la Hacienda Pública, pero se anula la sanción por el retraso de Economía en la tramitación. Dejaron que transcurrieran más de los 18 meses de plazo. Una vergüenza.

Para terminar, una cita del humanista y erasmista español Luis Vives. Es de un texto publicado en 1525 titulado Tratado del socorro de los pobres: "Dime tú, que ocupas tantos bienes, si eres por ventura más hijo de la Naturaleza que yo, ¿si no, por qué me lanzas de casa como a bastardo? Pero, dirásme tú, yo puse mi trabajo y mi industria. Dezirte he yo: Déxamelo poseer, y esa mesma industria porné yo".