Al Congreso y sobre todo al Senado les sobran "padres y madres de la patria" y les faltan mecanismos que regulen los gastos de sus señorías, entre otros muchos mecanismos urgentes. No seré yo quien diga que eso debe ser competencia de sus presidentes respectivos, los señores Posada y García Escudero, ya tienen bastante con poner orden y pasar vergüenza ante ciertos rifirrafes y ciertas situaciones. Pero sí es verdad que debiera arbitrarse algo que impida lo que todos sabemos, que hay gastos que se podrían evitar si hubiera un mínimo control.

No es posible que se esté cobrando por alojamiento cuando se dispone de un apartamento en propiedad en Madrid. No es posible que se cobren desplazamientos cuando se vive en la capital de España. No es posible que se imputen a la Cámara Alta un sinfín de viajes para ir a ver a la amante, al amigo o a los hijos que se tiene viviendo, estudiando o trabajando en otra comunidad. Claro que eso va en la decencia, en la honradez, en la vergüenza, en la moralidad de cada cual, que es justo de lo que carecen todos los que han sido pillados y puestos al descubierto.

Como ciudadana no me molesta que los políticos que nos representan, en aras de su trabajo, viajen las veces que tengan que hacerlo, donde deban hacerlo, para solucionar lo que tengan que solucionar. Pero que hagan turismo a costa del dinero público, no se les puede ni se les debe consentir. Cinco mil euros mensuales, eso el que menos, más gabelas inherentes al cargo, es más dinero del que muchos ciudadanos podemos soñar, no ya a fin de mes, sino a lo largo de todo el año. No me extraña que no llegue para la extra de los funcionarios y para ayudar a las familias españolas con problemas.

El caso es que nadie renuncia a sus privilegios. Ni los que llevan toda la vida ni los que llegan nuevos. El privilegio es contagioso y nadie quiere quedarse al margen. Acuérdese del escándalo de los viajes en primera de los eurodiputados. Ni uno solo a derecha e izquierda renunció a la posibilidad de seguir yendo y viniendo en primera. ¡Para eso eran eurodiputados! Cierto que las propias autoridades europeas, los que mandan, los que firman el talón, los que salen en los telediarios, los prebostes son los que debieran acabar con el asunto de un plumazo. Porque tanta culpa tienen ellos que lo consienten, como los que abusan de su privilegiada situación. La crisis económica exige reacciones decentes en los cargos públicos. Las palabras sirven de poco, solo los hechos convencen. Y de hechos no van bien servidos. A ver dónde coños está esa propuesta de medidas contra la corrupción que el presidente Rajoy anunciará próximamente. Solo serán aceptables si van encaminadas a un mayor y mejor control del gasto y a satisfacer las demandas ciudadanas.