Pan, trabajo y techo» es el lema con el que avanzan los participantes de la marcha de la dignidad 22M. Andando por toda España, se dirigen a Madrid donde les esperan una gran manifestación de cerca de un millón de personas según sus organizadores con el eslogan «tomar la calle» 22 de marzo.

La Liga Española pro Derechos Humanos y la Federación Internacional de Derechos Humanos-España (FIDH-España) nos unimos al movimiento que quieren ser portavoces de la clase trabajadora y ciudadanía. Denuncian una situación extremadamente difícil que sigue empeorándose con millones de trabajadores y trabajadoras que se encuentran sin empleo, cientos de miles de familias han perdido su casa. Se está desperdiciando el talento colectivo de una sociedad, hipotecando indefinidamente su futuro así que nuestra juventud no tiene posibilidad de forjar un proyecto de vida digno con las actuales políticas y se ve abocada a buscarse la vida en el extranjero como antes hicieron nuestros padres y abuelos.

La marcha para la dignidad plantea numerosos problemas: las privatizaciones, el apoyo a las bancas, la deuda pública, la corrupción, la falta de medios económicos para financiar servicios públicos básicos como la salud, la educación, la dependencia, los transportes públicos, el agua, la energía, las comunicaciones, etc... En el manifiesto de la Marcha para la Dignidad 22M, se hace la mención a la Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) que dicta políticas a los Gobiernos, consistentes en la pérdida de derechos y el empobrecimiento generalizado de la mayoría social. Los derechos y libertades nos han sido despojados para favorecer los intereses de una minoría y asegurar sus beneficios, los mismos que nos han llevado a este estado de excepción social, a base de desmantelar la educación y la sanidad pública, de reducir drásticamente las pensiones de nuestros mayores, de apoderarse de nuestras viviendas y de cerrar empresas, y despedir a miles de trabajadoras y trabajadores. Tanto los corruptores como los que se dejan corromper forman parte de este sistema injusto de producción y distribución de la riqueza. Así es un deber cívico el participar en la marcha.

El 22 de marzo llegarán columnas de todas las latitudes de la península a Madrid y los organizadores convocan a los madrileños y madrileñas a salir a la calle e incorporarse a la gran movilización de la mayoría social. Algunos participantes explican: «Los ciudadanos están hartos de esta situación y todos muestran su apoyo». Cree que la dignidad del ser humano está por encima de cualquier política y confía en que la marcha supondrá un antes y un después en el futuro de España. Por eso algunos pensamos que habría que cambiar la estrategia para hacerles comprender que al pueblo no se le puede matar de hambre e indignidad. Habría que recordar el artículo 2.º de la Constitución de 1812 que dice «La nación española es libre e independiente y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona». Pero ¿quién, hoy, puede decir que España sea libre de grupos económicos y familias? La movilización es la de hombres y mujeres contra un sistema, un régimen y unos Gobiernos que nos agreden y no nos representan. Hoy más que nunca hay que estar con la «solidaridad y la justicia no con la caridad que nos quieren imponer».