A estas alturas todo el mundo reconoce en Juan Antonio Corbalán Alfocea, al mejor base europeo de la década de los 80 y posiblemente el mejor base de la historia del baloncesto español o por lo menos uno de los mejores. Su brillante palmarés así lo atestigua: 12 ligas españolas, 7 copas de España. 1 Supercopa de España. 3 campeonatos ACEB, 3 copas de Europa, 1 Recopa de Europa, 1 Copa Korac, 3 copas intercontinentales, 1 Mundial de Clubs, 1 Supercopa de Europa y no sé cuántos laureles más. Juan Corbalán es uno de los grandes del deporte español, uno de los líderes de la Selección Española de Baloncesto que consiguió la plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84 y de un Real Madrid que lo ganó casi todo.

Quizá algunos sepan que Juan Corbalán es, hoy por hoy, un prestigioso médico cardiólogo, que trabaja en el área de fisiología del ejercicio y valoración funcional cardíaca en el hospital Virgen de la Paloma de Madrid. Lo que no todos saben es que es fundador y presidente de Makeateam, una consultora dedicada a asesorar a empresas para que obtengan sus objetivos potenciando el trabajo de sus equipos. Lo que no estoy dispuesta a que se ignore sobre Juan Antonio Corbalán es su dimensión humana. A Juan no le cabe el pedazo de corazón que tiene en su cuerpo de atleta. Su solidaridad manifiesta le nace de los adentros, incapaz de decir no a todo lo que tenga que ver con la infancia desfavorecida, con las discapacidades del tipo que sean, con todo lo que suponga hacer el bien sin mirar a quien.

Juan Corbalán ocupa, por muchas razones, el centro del corazón de Unicef en Zamora, convertido en el mejor embajador de esta causa que en la ciudad y en la provincia tanto le debe. Mañana si Dios lo quiere, en el Campo de Golf de Villarrín de Campos se juega un nuevo Trofeo con la vitola de Unicef, creo que es el decimotercero. Y como viene sucediendo en los últimos años, Juan Corbalán, saldrá a jugar por los niños del Sahel, región donde Unicef trabaja con intensidad y donde en este momento más de un millón de niños están en riesgo de muerte por desnutrición.

Pero es que antes, hoy mismo, en el Pabellón Ángel Nieto, Juan Corbalán apadrinará la presentación para la nueva temporada del BSR Orto Tres Cruces, el equipo de Baloncesto en Silla de Ruedas que preside José Luis Fernández González. Juan ha dejado todos sus compromisos sociales, que son muchos, para este fin de semana, con tal de estar como fijo continuo en el Torneo de Golf de Unicef y como padrino del BSR Orto Tres Cruces. Sin duda será una tarde para la historia que la pasada temporada empezó a escribir este Club con el que estamos en la obligación de volcarnos todos.

Juan Corbalán es así, un hombre cercano, cabal, cordial, entrañable, buen amigo de sus amigos, entre los que orgullosa me encuentro, y un hombre y un deportista solidario. Siento por Juan un cariño enorme que confieso abiertamente en estas líneas. De él he aprendido muchas cosas y todas positivas, viéndole y escuchándole he crecido también como persona porque escucharle es aprender de quien es puro magisterio. Domina el arte en todas sus manifestaciones, como domina la literatura y la historia. A todo ello hay que añadir su bondad manifiesta. No le gusta que se le reconozca pero es verdad. Bienvenido una vez más a Zamora, Juan querido y gracias por todo lo que viniendo de ti es tanto.